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Nuevas infraestructuras en la capital

La cosecha de tres años de obras

Gallardón encara el final de su mandato con la vista puesta en una treintena de inauguraciones

Una inauguración cada 10 días. Éste es el año en el que Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de Madrid, recoge la cosecha de todo un mandato dedicado a las obras. El año de empezar a respirar después de tantos meses de polvo, protestas ciudadanas, desvíos de tráfico, chistes en la prensa sobre su afán tunelador, críticas al "faraón" y especulaciones sobre si acabará o no en plazo todo lo prometido. El próximo 5 de abril se abre al tráfico el túnel de O'Donnell, una de las obras más importantes del conjunto de "71 grandes infraestructuras" de las que presume el primer edil en cada acto público. Le seguirá, antes de abril de 2007, la inauguración de todas las obras de la M-30 y varios túneles más, como los de Pío XII, Embajadores, Ventisquero de la Condesa y Tetuán.

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La famosa lista de las 71 "grandes infraestructuras" incluye, en realidad, todos los proyectos que acomete la Concejalía de Urbanismo: la gigantesca obra de la M-30, sí; la demolición del aparcamiento de Santo Domingo y del paso elevado de Cuatro Caminos, también; pero, además, cosas como la "urbanización del camino de los Caleros", la "rehabilitación de pavimentos" en polígonos industriales, el "acondicionamiento de la carretera de Villaverde" y la construcción de pasarelas peatonales sobre las carreteras de entrada a Madrid.

Tomando en cuenta todo eso, el Ayuntamiento afirma que, en estos tres años, ha terminado e inaugurado ya 31 obras menores (con un coste total de 300 millones de euros) y tiene en ejecución las 33 de mayor dimensión (3.110 millones), que deben estar finalizadas antes de las elecciones municipales de mayo de 2007. Otras siete obras se encuentran "planificadas" pero sin empezar. Y ha volado de la lista uno de los proyectos incluidos en la reforma de la M-30, pero que al que la concejalía ha tenido que renunciar en este mandato: el doble túnel norte, paralizado por el bloqueo de la Operación Chamartín (prolongación del paseo de la Castellana).

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Así que de aquí a final de año habrá una inauguración cada 10 días, aunque no todas serán publicitadas en actos con asistencia del alcalde, de la prensa y de las cámaras de televisión. La concejal de Urbanismo, Pilar Martínez, aseguró el pasado septiembre en una entrevista concedida a este periódico: "No nos van a ver cortar ni una cinta", refiriéndose a que la puesta en funcionamiento de las nuevas carreteras, accesos, conexiones y puentes no sería utilizada para obtener beneficios electorales.

Poco después comenzaba la ristra de inauguraciones, con presencia habitual de la propia Martínez, de Ruiz-Gallardón y de todos los cargos directivos de Urbanismo. La concejal sostiene que en aquella entrevista hablaba en sentido literal y que ha cumplido, porque en los actos de inauguración no se cortan las tradicionales cintas; y desde el gobierno municipal se alega que los ciudadanos tienen derecho a saber cómo se han terminado y con qué resultado las obras que sufrieron durante meses.

Entre las obras aún por inaugurar figura la principal: la reforma de la M-30 en 15 puntos y el soterramiento de un tramo de seis kilómetros bajo el río Manzanares. Es, sin duda, el proyecto que simboliza esta legislatura de obras. Por su dimensión, por su complejidad técnica -se ha realizado sin cerrar la carretera al tráfico- y, sobre todo, por lo que costará: 4.665 millones en euros de hoy, entre lo que se paga a las constructoras y lo que se abonará en intereses, durante 35 años, a los bancos que han prestado el dinero. Es la obra más cara acometida nunca por el Ayuntamiento de Madrid. Excepción hecha, precisan desde la Concejalía de Hacienda, de la construcción del sistema de colectores de aguas sucias a principios del siglo XX, que endeudó al municipio -en proporción a su presupuesto- más que la M-30 ahora.

Hasta apenas un mes antes de las elecciones municipales -la inauguración está prevista para abril de 2007- no podrá amortizar electoralmente Ruiz-Gallardón su proyecto estrella. Los plazos están ajustados, y los técnicos municipales se afanan en hacer avanzar a buen ritmo las tuneladoras -en el tramo sur- y construir las bóvedas, las paredes, el suelo del túnel bajo el río -en el tramo oeste-. A pesar de ello, aseguran que ningún plazo se cumplirá a costa de poner en riesgo la seguridad de las obras.

En caso de que terminen a tiempo, habrán completado el proyecto en dos años y medio (los trabajos comenzaron en el eje este de la M-30 en septiembre de 2004). Un total de 30 meses que han poblado de grúas ambos márgenes del río, han deformado la vía -por los sucesivos desvíos pintados sobre la calzada- hasta hacerla serpentear y han convertido en auténticos rallies en zigzag otros puntos como la conexión con la autovía de Valencia.

Miles de vecinos de algunos de los barrios afectados se han movilizado durante meses en contra del proyecto -la Plataforma Afectados Nudo Sur presentó hace un año 13.000 firmas pidiendo la paralización de las obras- y han sido secundados por los partidos de oposición. PSOE e IU critican la enormidad del coste, el volumen de deuda contraído y el "arboricidio" que implican las obras: más de 14.000 ejemplares adultos han sido talados, según admite Urbanismo. Serán sustituidos por 200.000 árboles nuevos, aunque mucho más jóvenes.

Pero no es la M-30 la única que ha dado problemas. La demolición parcial del aparcamiento de Santo Domingo comenzó hace sólo tres semanas, con un año de retraso, porque el dueño de la concesión obligó al Ayuntamiento a negociar la indemnización durante todo ese tiempo. Finalmente, fue expropiado. La piqueta entró justo a tiempo para que, el próximo mayo, Santo Domingo pueda sumarse a la catarata de inauguraciones previa a las elecciones.

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