'María Paloma' tiene la última palabra
El Ayuntamiento de Palomares del Río (Sevilla) presenta a los vecinos una telenovela para debatir sobre los problemas del pueblo
Los vecinos de Palomares del Río (Sevilla) serán los que decidan sobre el futuro de su pueblo. Al menos, ésta es la intención que ha mostrado el Ayuntamiento al presentar a los habitantes del municipio la telenovela María Paloma, la pasión de Palomares, realizada en la misma localidad y en la que, además de contar una historia de amor, se plantean asuntos de interés ciudadano, como la especulación urbanística o la necesidad de nuevas infraestructuras.
En la serie ha participado un equipo encabezado por los actores de la compañía teatral Cuatro Gatos y casi cien extras de Palomares. "Hemos hecho mucho para los pocos medios con los que contábamos", afirma Macarena Hernández, del equipo de grabación, que ha trabajado con una cámara de la cadena de televisión del pueblo y con otra prestada por la asociación gitana Unión Romaní.
La intención con la que nace María Paloma queda corroborada no sólo con la emisión de la serie en la televisión local, Palomares TV, de la que se presentó el 6 de marzo el primero de los cuatro capítulos grabados, sino con la ronda de debates que conlleva. Después de cada emisión, el equipo de la serie recorre lugares estratégicos del pueblo (el instituto, el hogar del pensionista, la bodega...) para presentar el episodio y debatir los temas con los vecinos. La idea del Ayuntamiento es recoger las propuestas y establecer conclusiones antes de las tomas de decisiones futuras sobre cualquier asunto, incluido el tema urbanístico, que en estos días tiene un gran peso en la política municipal y provincial debido a la gestación del Plan Estratégico y el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).
Esta semana le tocó el turno a la bodega Las Cadenas, una taberna en la que el equipo televisivo se reunió para debatir los temas de la serie. Los vecinos, la mayoría hombres, interrumpieron sus conversaciones para ver la telenovela, de apenas veinte minutos de emisión. Durante la proyección se oían comentarios acerca del lugar o las personas que participaban en la cinta. "Mira, José, ahí está tu bar", exclamaban los clientes de Las Cadenas al dueño del establecimiento, uno de los espacios que aparece en la serie. "Mira niño, todo el mundo está callado", susurraba con un codazo un hombre a su compañero de mesa.
La trama cuenta con todos los ingredientes de los folletines de sobremesa: amor eterno, reencuentros, un hijo ilegítimo y desconocido por su padre, rencillas entre familias y malos malísimos. Además, en este caso, e introducido entre las líneas del argumento, un compendio de temas. En el primer capítulo se trataron de manera más o menos profunda los problemas de género, en concreto, las cargas familiares que soportan las mujeres; la identidad social, la situación de las personas mayores y, sobre todo, los conflictos derivados del tráfico y de la falta de instalaciones, como la necesidad de espacios de ocio para los niños o la conveniencia de contar con un instituto. "Usamos un lenguaje cotidiano, que llegue a la gente", explica Marta Domínguez, una dinamizadora del programa. "Queremos provocar a la gente para que se involucre y haga propuestas", añade.
Tras la emisión comenzó el debate y en un cordel se fueron colgando a modo de tendedero las propuestas. En tarjetas de colores se resumían las aportaciones. "Necesitamos un taller", decía un vecino, "y un hospital", comentaba otro. "Lo que hace falta es una norma que obligue a todos a censarse porque hay muchos de las urbanizaciones que se censan fuera y es como si no contaran", se quejaba un tercero. Palomares funciona como ciudad-dormitorio de Sevilla y tiene 4.700 habitantes, cifra que se podría triplicar con el plan urbanístico.
El debate coincide con la aprobación en el pleno consistorial de un convenio -aún no definitivo- con dos constructoras para urbanizar parte de la cornisa del Aljarafe. Algunos consideraron paradójica la actitud del Consistorio que, por un lado, promueve la participación y, por otro, toma decisiones previas a las conclusiones vecinales. "Creo que hay un poco de lavado de cara. Aunque ésta es la primera vez que se hace algo bien en el pueblo y, por eso, he querido participar", asegura Begoña Lourenço, dinamizadora y vecina. El 30 de marzo se emitirá el siguiente capítulo, y el 2 de mayo los dos últimos. Después, el Ayuntamiento deberá tomar decisiones.
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