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Reportaje:

4.000 cadáveres alemanes sin dueño

Los cuerpos de miles de soldados caídos durante la II Guerra Mundial yacen en una fábrica a 100 kilómetros de Praga

Ana Carbajosa

Cuerpos buscan tumbas en las que reposar. Ése podría ser el texto de un macabro anuncio por palabras que bien describiría la situación en la que se encuentran hasta 4.000 cadáveres de soldados alemanes caídos durante la II Guerra Mundial en la República Checa. Tras ser exhumados hace años de la región de Bohemia, los restos de los combatientes alemanes yacen ahora apilados en cajas en una fábrica en Usti nad Labem, unos 100 kilómetros al norte de Praga, al quedarse sin fondos la asociación encargada de enterrarlos, según informó la alcaldía de esta ciudad.

Las autoridades de Usti nad Labem ponen la pelota en el tejado de Alemania y piden a sus vecinos del oeste que encuentren un lugar digno para dar sepultura a los cuerpos. Y mientras que en la Embajada alemana en Praga aseguran que trabajan para zanjar cuanto antes esta cuestión ante la repercusión que podría tener entre la opinión pública alemana, el presidente checo, Vaclav Klaus, ha enviado una carta a los alcaldes de Praga -ciudad en la que inicialmente estaba previsto el enterramiento- y de Usti nad Labem en la que les pide que hagan lo posible para solucionar el problema.

Los cuerpos llevan allí, arrumbados durante tres años, a falta de fondos para enterrarlos, según explican en la asociación popular alemana para el cuidado de las tumbas de la guerra, quienes en los años noventa promovieron la exhumación de los cuerpos que estaban repartidos por la región de Bohemia, con la idea de enterrarlos en un único cementerio en Praga. "Pretendíamos enterrarlos en el antiguo cementerio alemán de Praga, pero resulta muy costoso. Lo que queremos es encontrar una solución lo antes posible", asegura en conversación telefónica Thomas Rey, de la asociación alemana con sede en Kassel, cuyos recursos proceden en un 10% del Gobierno alemán y el resto de los familiares de los soldados y de donaciones particulares.

Sus buenas intenciones, truncadas por la bancarrota, han causado un gran revuelo en la República Checa. Después de que la semana pasada, el diario checo Dnes desvelara por primera vez la noticia, la policía ha iniciado una investigación para dar con el paradero de los cuerpos y certificar su estado de almacenaje. El pasado lunes, los criminalistas entraron en el hangar de Usti nad Labem, de la mano de las autoridades locales y pudieron comprobar que las cajas de los restos guardaban al menos un cierto orden. "Por suerte, los cuerpos no están tirados en bolsas como nos habían dicho. Están en cajas", explicó el secretario del ayuntamiento de la ciudad, Jan Cubata, que descartó que la presencia de los cuerpos planteara ningún riesgo sanitario. Cubata estimó sin embargo, que "esta forma de depositar los restos no es muy ética" y anunció que la semana que viene se reunirán todas las partes implicadas para tomar medidas.

En los años noventa, tras la caída del telón de acero, la asociación para el cuidado de las tumbas de la guerra comenzó a recopilar información sobre el emplazamiento de los cadáveres de soldados caídos al final de la II Guerra Mundial, durante la retirada. Una vez localizados, procedieron a la exhumación para después identificarlos y enterrarlos todos juntos, en un mismo camposanto. "Durante la guerra, el Ejército se encargaba de enterrar a los cuerpos, pero ya al final, reinaba la anarquía y los cuerpos quedaron desperdigados sobre las cunetas, debajo de los árboles", explica Rey, cuya asociación nació de una iniciativa de los familiares que buscan identificar a sus muertos y darles sepultura en un cementerio.

Los que ahora buscan acomodo, no son los únicos restos de uniformados alemanes. Miles de ellos yacen bajo tierra checa a raíz de la invasión alemana de la República Checa en 1939 y tras el fin de la II Guerra Mundial. Al menos nueve cementerios checos dan cobijo desde hace más de medio siglo a las tropas invasoras.

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Cajas con los restos de los soldados alemanes se encuentran apiladas en una fábrica de Usti nad Labem, a 100 kilómetros de Praga.
Cajas con los restos de los soldados alemanes se encuentran apiladas en una fábrica de Usti nad Labem, a 100 kilómetros de Praga.REUTERS

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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