Un problema que causa estrés, agresividad y pérdida de oído
Malestar, estrés, trastornos del sueño, conductas agresivas o pérdida de oído. Éstas son algunas de las consecuencias que los médicos han detectado en las personas que sufren un exceso de ruido. Una de las consecuencias más comunes es el daño en el aparato auditivo. El doctor Pedro Jiménez Villarejo, jefe de la Unidad de Otorrinos del Hospital Reina Sofía de Córdoba, destaca que el exceso de ruido puede suponer traumatismos acústicos agudos o crónicos.
El agudo aparece por la exposición a un ruido intenso durante un período corto de tiempo, por ejemplo, un disparo. El crónico, señala Jiménez, es el "más frecuente". Su origen está en la exposición prolongada a sonidos de más de 70 u 80 decibelios. "Por ejemplo, los ruidos en discotecas o en profesiones como la construcción", añade.
El paciente comienza a sentir un pequeño pitido en el oído. Luego, se produce una pequeña sordera. Con el tiempo, además de aumentar la sordera, el enfermo empieza a sufrir otros síntomas como "el aturdimiento, la alteración, la falta de atención o el nerviosismo".
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