Justo Zambrana analiza la pérdida de valores en 'El ciudadano conforme'

Como "coleccionistas de sensaciones" define el subsecretario de Defensa, Justo Zambrana, a las sociedades occidentales en su nuevo libro, El ciudadano conforme. Mística para la globalización (Taurus). De la moda al consumo, pasando por Lipovetsky, fray Luis de León o Karl Popper, este ensayo analiza "el hundimiento y la crisis de la modernidad" y plantea los males que aquejan al hombre actual ante la desaparición de los valores espirituales y la pérdida de fe en el progreso ilustrado.

"Hemos pasado de los problemas socioeconómicos a los problemas identitarios", afirma Justo Zambrana. "Porque la gestión de la identidad es hoy el primer problema político que remite al mundo de valores", señala. La proliferación de seudoreligiones y el poder que han adquirido credos como el cristianismo y el islam son algunos de los síntomas que acusa el hombre contemporáneo y en los que Zambrana se detiene en las páginas de su libro. Habla de falta de trascendencia, de carencias que son suplidas a golpe de mercado, de "la Edad Media que circula por Internet" y del esoterismo que prospera sin fin. "La globalización no tiene un mundo de valores que haga atractivo el mercado", afirma.

El autor expone en su ensayo la evolución que ha conducido al momento actual y apunta a la pérdida de los principios establecidos en la Revolución Francesa. "De la trascendencia en vertical pasamos a la horizontal en el siglo XVIII. Se pasó a la ilusión política como absoluto, y esto también se ha suprimido".

Zambrana ahonda en las debilidades del positivismo que en cierta medida originan la crisis. "Tal como se llegó a conseguir el progreso, ideológicamente, no ha aguantado. La historia en marcha no tenía freno y esa noción de progreso no resulta viable como creencia. Se ha obtenido casi todo del progreso pero se han perdido los valores, la referencia", explica.

El poder del presente

El pasado y el futuro también han quedado engullidos ante un presente todopoderoso. "En el XVIII, la fuente de autoridad que emanaba del pasado pasó a estar en el futuro. Ahora, ni pasado ni futuro, es el aquí y ahora, lo que provoca un consumo de realidad muy notable". Éste es uno de los pilares de la sociedad que Zambrana define como "coleccionista de sensaciones" y que conduce al "vacío de pleno histórico".

El político y ensayista remite a la Escuela de Francfort para explicar el desequilibrio que sufre el ciudadano contemporáneo. "Como ya apuntaron en la Escuela de Francfort, el desarrollo de la razón instrumental, de la razón técnica, no ha ido acompañado del desarrollo del espíritu", señala. Zambrana habla de cómo se ha pasado del beautus ille y la plácida retirada al campo, como ideal clásico de felicidad, a su equivalente actual que sería "en Madrid, ir a Xanadú a consumir". "El shopping es la terapia contra la depresión, como el consumo lo es contra la infelicidad", denuncia. Habla de la nueva era, "el capitalismo cultural" que vivimos en la actualidad -"lo que vende son ideas, desde Microsoft a Harry Potter"-. Y ante todo esto, el autor de El ciudadano conforme alerta sobre el límite ecológico que acecha al universo de consumo. "Se necesita un equilibrio entre razón instrumental y espiritual", concluye.