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Gràcia alberga durante dos días una embajada itinerante de Pakistán

El Orfeó Gracienc se ha visto desbordado durante los dos días en que se ha convertido en la embajada de Pakistán en Barcelona. La comunidad paquistaní de Cataluña suma el 80% de los ciudadanos de ese país que residen en España; sin embargo, no hay ni siquiera consulado. Ayer y anteayer cuatro representantes de la embajada atendieron a más de un millar de paquistaníes que, de otro modo, habrían tenido que acudir a Madrid.

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Viajar hasta Madrid es un lujo que la mayoría de paquistaníes de Cataluña no puede permitirse. De ahí que, tras las peticiones de la Federación de Asociaciones Paquistaníes de España, se estableciera que cada mes representantes de la embajada se trasladasen a Barcelona para atender las gestiones de su comunidad, que supera las 25.000 personas en Cataluña. Sin embargo, hacía más de tres meses que la delegación consular no acudía a Barcelona. Se instaló en el Orfeó Gracienc, que se ha visto desbordado ante los más de 1.000 solicitantes paquistaníes que se congregaron a lo largo del viernes y el sábado.

Con un calor sofocante y un aire casi irrespirable debido a la multitud, las gestiones administrativas acumuladas por el retraso eran atendidas por tan sólo cuatro representantes de la embajada en Madrid, con la ayuda de 13 voluntarios. Las tareas principales eran la solicitud y renovación de pasaportes, la puesta al día de permisos de residencia y otros trámites para obtener el documento de identidad.

A primera hora, se había habilitado una cola para cada una de las tareas, pero al poco el desbarajuste era tal que casi ningún solicitante sabía dónde debía dirigirse. Una forma usual de resolver las dudas consistía en subir directamente al escenario, apartando a codazos a los que esperaban pacientemente y haciendo oídos sordos a las quejas que provocaba el paso. Todos querían hablar con un hombre del traje gris plateado y corbata anaranjada: "Como todos me conocen, vienen a preguntarme porque creen que puedo ayudarles, pero yo no puedo hacer nada", se lamentaba Saquib Tahir, presidente de la Federación de Asociaciones Paquistaníes de España y uno de los promotores de la iniciativa.

Para Tahir es necesario que Barcelona disponga de "un consulado", ya que con la organización actual "es imposible hacer frente a las demandas de miles de paquistaníes en sólo dos días".

En el escenario, tres de los miembros de la embajada atendían a un ritmo frenético las renovaciones de los pasaportes. Entre ellos, una maleta de tela estampada donde colocaban el importe de los cobros por las gestiones: 40 euros por una solicitud nueva y seis euros por una renovación.

Otra maleta de dimensiones mayores actuaba como mesa donde se recogían los nuevos pasaportes. El encargado de darlos era Aghakamran, de la asociación Arman, que ofrece ayuda al colectivo paquistaní de Barcelona. Aghakamran cree que hace falta "un buen sitio para atender a la gente, con salas individuales para cada gestión". A menudo su tarea consistía en ayudar a rellenar las solicitudes, ya que muchos "ni siquiera saben leer".

La mayoría ignoraba qué documentación debe adjuntar. Para resolver los problemas generalizados, el publicista Bahadur Hussain Sabir explicaba por los altavoces los requisitos necesarios para cada formulario (fotocopias, fotografías, etcétera). Algunos asistentes planteaban sus dudas particulares y Sabir respondía en voz alta, "porque quizá la respuesta le resulte útil a otra persona".

Dentro de unas semanas, la burocracia repetirá con 1.000 personas más.

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