"El género sigue a la sombra del 'glamour' del cine de ficción"

El auge del documental es una cantinela que los creadores del género llevan oyendo desde hace casi una década, pero la realidad, más allá de los festivales en los que se les sigue y rinde pleitesía, habla de los problemas financieros a los que continúan enfrentándose unos directores que batallan por cada proyecto como jabatos.

"Lo cierto es que el género sigue a la sombra del glamour del cine de ficción y padece los mismos problemas de antaño. Con esta realidad en la mente de todos es un poco cansino oír hablar del auge del documental, la verdad", comenta Moisés Salama, que pese a dejar entrever un cierto escepticismo, coordina la sección que ha cobrado más brío en un festival que apostó por el documental desde su primera edición, allá por 1998.

El festival le ha propinado un pequeño empujón al género este año, al incluir Estrellas de la Línea y La gran final, dos largometrajes de corte documental, en la sección oficial a competición, junto a nombres conocidos para el gran público como David Trueba y Gerardo Herrero.

En la sección oficial a concurso de documentales, esta edición destacan El cerco, dirigido por Nacho Martín, sobre el ritual "de muerte y sangre" en la pesca de los atunes y que fue premiado en la pasada edición del festival de Berlín; El Barrilete, dirigido por Alessandro Angelini que cuenta la historia de un chico que intenta escapar junto a un amigo de una vida sin perspectivas en Managua; y Sueño a Piñón fijo, una historia dirigida por Rafael Benito sobre un bici-mensajero en Londres que organiza carreras de los mensajeros "más locos e innovadores".