El Supremo declara ilegal otro proyecto urbanístico en la costa de Vizcaya
El tribunal desestima la construcción de un paseo peatonal junto a la ría de Plentzia
El Tribunal Supremo ha declarado ilegal una actuación urbanística en una zona costera de Plentzia, donde se están construyendo 61 chalés desde hace más de dos años. La constructora quería crear un paseo peatonal que le permitiese edificar las viviendas más cerca de la ría de Plentzia y para ello construyó una escollera junto al cauce para asegurar la cimentación. El Supremo ha declarado ilegal el proyecto del paseo al confirmar otra sentencia del Superior vasco de 2004. Ésta es la segunda vez en que el Supremo falla en contra de un proyecto urbanístico en Euskadi.
Hace dos años, el Tribunal Supremo rechazó otro plan urbanístico, éste de gran envergadura, también en Plentzia: una promoción de 60 millones de euros en las marismas de Txipio. En el caso de los 61 chalés del nuevo fallo, se trata de una urbanización promovida por el grupo inmobiliario GSI, que se encuentra en los tribunales desde hace cuatro años.
El Tribunal Superior vasco autorizó la construcción de las 61 casas, cuya edificación empezó hace más de dos años, pero declaró ilegal la intención de los promotores de levantar un paseo peatonal. El colectivo ecologista Txipio Bai, que ha presentado las demandas, denunció entonces el "interés" por una infraestructura a la que no estaba obligada legalmente. Dicho paseo se pretendía realizar en la zona de protección costera en lugar de en lkos terrenos de la edificación.
Obras paralizadas
Los ecologistas aseguraban que el paseo encubría otra pretensión: construir una gran escollera en la zona protegida que sirviese de base de sujeción a los chalés. El Ayuntamiento de Plentzia autorizó el paseo -"pese a ser extraño que una constructora quiera gastar millones en algo a lo que no está obligada", señalan los ecologistas- contraviniendo sus normas urbanísticas.
En un fallo emitido a principios de 2004, el Superior calificó de ilegal la actuación urbanística del paseo, al no estar prevista ni en las normas subsidiarias de Plentzia ni en el plan parcial urbanístico de esta zona. El Departamento de Medio Ambiente llegó a paralizar las obras de la escollera, de cinco metros de altura y 20 de anchura y situada a apenas cuatro metros del cauce de la ría, ya que no contaban con ninguna autorización de la Dirección de Aguas.
Pese a esa paralización, la constructora prosiguió con los trabajos y Medio Ambiente, según los ecologistas, no impuso ninguna sanción ni abrió el expediente. En julio pasado, el departamento autorizó la escollera, un año después de que ya estuviese finalizada, lo que fue recurrido por Txipio Bai. "Han pasado ocho meses y ni siquiera han resuelto este recurso administrativo", se quejan.
Un portavoz de Medio Ambiente señaló ayer que a la constructora se le impusieron unas condiciones para el relleno y no consta a la consejería que se hayan incumplido. Agregó que el departamento está revisando cómo se ha construido la escollera "y si algo no se ha cumplido", tomará medidas.
Tras el fallo contrario del Superior, la constructora recurrió al Tribunal Supremo, que, en una resolución fechada el pasado 9 de febrero, declara firme el fallo e impone a los promotores de la urbanización las costas del recurso.
Ahora queda pendiente la legalidad de la escollera, que al no haberse resuelto la vía administrativa, aún no ha podido ser denunciada en los tribunales. "Lo que está claro es que la constructora ha hecho lo que ha querido: dijeron que iban a construir un paseo, pero porque era la única manera de hacer la escollera y así sujetar las casas", señalan los ecologistas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.