El Partido Comunista seguirá controlando las reformas en China
La Asamblea Popular Nacional aprueba el plan quinquenal 2006-2010
El primer ministro chino, Wen Jiabao, aseguró ayer que el Gobierno continuará sin vacilar el proceso de reformas por "la senda del socialismo con características chinas" -es decir, el capitalismo bajo el control único del Partido Comunista Chino-. "Necesitamos seguir adelante de forma consistente con la reforma y la apertura. Pedalear hacia atrás no ofrece ninguna salida", añadió Wen al clausurar la Asamblea Popular Nacional.
Durante 10 días, 3.000 diputados han debatido en Pekín el 11º Plan Quinquenal (2006-2010), aprobado con el 97% de los votos, que contempla un amplio conjunto de medidas, como la modernización de la agricultura, subsidios a la producción e inversiones millonarias en infraestructuras, escuelas y hospitales.
Muchas voces dentro y fuera del PCCh se han alzado para criticar las fuertes desigualdades creadas por el proceso de transformación económica lanzado por Deng Xiaoping en 1978, y el debate ha sido amplio sobre si el Gobierno debería ralentizar los cambios. Wen dejó claro que no, pero señaló que es necesario dar prioridad a los intereses de los habitantes de las zonas rurales.
Las ilegalidades en la expropiación de tierras, la corrupción y las malas condiciones laborales se han convertido en motivo constante de protestas, especialmente en el campo, donde viven dos tercios de los 1.300 millones de habitantes de China. Hasta el punto que los dirigentes han reconocido que la situación ha alcanzado niveles "alarmantes".
Los líderes actuales asumieron el poder en noviembre de 2002, con la defensa del campesinado como estandarte. Ayer, Wen reconoció que el Gobierno ha fracasado en este objetivo. "Lo que más me duele durante estos tres años es que no he sido capaz de resolver mejor los problemas que más preocupan a la gente, como son la sanidad, la educación, la vivienda y la seguridad en el trabajo", dijo en una multitudinaria rueda de prensa en el Gran Palacio del Pueblo, en la plaza de Tiananmen.
La mayor parte de los habitantes rurales y muchos de las ciudades no acuden nunca al médico porque no pueden pagar las facturas. Muchos niños tampoco van a clase por el mismo motivo.
Wen defendió el sistema de censura chino de Internet e insistió en que "todos los ciudadanos tienen libertad de expresión, pero deben cumplir las leyes y salvaguardar los intereses nacionales y de la sociedad".
Pocos minutos después, cuando apenas se habían apagado los ecos de sus palabras, a la puerta del Gran Palacio del Pueblo, la policía detuvo y golpeó en el suelo a varios peticionarios -entre ellos, mujeres- que arrojaron octavillas y querían hacer oír sus quejas por la requisición de tierras. Los agentes arremetieron también contra varios periodistas extranjeros, entre ellos los corresponsales de ABC y EL PAÍS, para impedir que tomaran fotografías y hablaran con los peticionarios. Posteriormente, fueron detenidos y obligados a borrar las imágenes de televisión y las fotos, que algunos consiguieron esconder.
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