Sin paños calientes

Un total de 75 escolares que cursan Educación Secundaria en doce centros de la comunidad autónoma culminaron ayer con un pleno parlamentario un proyecto sobre las dificultades de convivencia en la escuela en el que han estado trabajando durante varios meses. Representaban, como electos por sus compañeros, a más de 700 estudiantes que han participado en el trabajo en sus centros. El diagnóstico que realizaron no pudo resultar más demoledor, porque además se formuló en un lenguaje desprovisto de cualquier concesión o disimulo.

El acoso escolar fue el protagonista de una declaración en la que piden el compromiso de las instituciones para luchar contra él. En términos de una crudeza que no usan sus mayores, los jóvenes afirman que en las escuelas "ocurren agresiones sexistas", que entre compañeros se hacen "daño con las palabras" o que "los insultos son cada vez más a menudo y más violentos". Igual sinceridad les lleva a admitir que "se dan amenazas entre el alumnado", sobre todo contra "quienes no tienen defensa" porque carecen de amistades. "Tienes que hacer lo que se espera de ti; si no lo haces, te arrinconan". También se intentan solucionar los conflictos "a través de peleas" y los profesores imponen "normas que no son justas, sin tener en cuenta" la opinión de los escolares y a veces "en contra" de sus derechos.

Los alumnos admiten que se producen agresiones sexistas, insultos y amenazas cada vez más violentos

La autocrítica estuvo también presente en el pleno celebrado por los alumnos. "Hasta que no ocurre algo grave no nos movilizamos", dicen. La declaración agrega que "se oculta la verdad y no se denuncia" lo que se sabe.

Hasta ahí la descripción de una realidad que conocen mejor que nadie. Los jóvenes participantes se pronunciaron por rechazar toda actitud violenta y cualquier discriminación, que, reconocen, padecen especialmente las chicas o quienes son diferentes por cualquier causa. "Rechazamos las diferencias entre chicos y chicas y condenamos las relaciones negativas que se dan", entre ambos sexos. "Generalmente, los chicos creen estar por encima de las chicas y se valen de ello para hacerlas de menos, aprovecharse de ellas y discriminarlas", afirmaron contundentes.

La declaración que aprobaron aboga por desterrar toda demostración de fuerza, "sea física o psicológica", así como las ideas xenófobas o sexistas y la "falta de respeto entre el profesorado y alumnado". ¿La receta? "Educar nuestra inteligencia", como primera regla, y "que cada cual se controle a sí mismo".

Los destinatarios de su mensaje fueron las propias escuelas -"una metodología distinta y que se nos explique para qué sirven las cosas, porque a menudo no sabemos para qué sirve lo que estamos aprendiendo"- las familias, los medios informativos y los políticos, a los que piden ejemplo en el trato que se dispensan entre sí: "Que se hablen más respetuosamente, ya que son un modelo".