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El éxito de la 'semana Armory' avala el eco de las ferias de arte

El Cervantes y siete galerías españolas han estado en Nueva York

El arte contemporáneo es negocio. Y espectáculo. En Nueva York es The Armory Show, celebrada durante los pasados cinco días, la encargada de recordarlo. Además, otras tres ferias alternativas, DIVA, Scope y Pulse, se montaron al mismo tiempo, elevando el número de salas participantes a 354 y convirtiendo una feria nacida en 1994 en medio del escepticismo en una semana dedicada al arte contemporáneo que se clausuró ayer y que ya ha sido bautizada como la semana del Armory.

Visitada por al menos 50.000 personas, el eco de The Armory Show ha arrastrado a toda la ciudad, provocando efectos colaterales de todo tipo: se han organizado viajes en limusina entre las diferentes ferias amenizados por expertos en arte contemporáneo; las galerías del barrio de Chelsea, donde se concentran la mayoría de las salas de Nueva York, aprovecharon para celebrar las mejores inauguraciones de la temporada y las de Brooklyn abrieron sus puertas hasta la medianoche para prolongar el encuentro con el público. Incluso el Instituto Cervantes participó de esta explosión artística a través de En español: An Arts Festival, realizado en colaboración con la Asociación de Amigos de Arco y llevando hasta Nueva York las videocreaciones de Sergio Belinchón y Txuspo Poyo, entre otros. Además, siete galerías españolas han acudido a la semana del Armory.

Sorprende que en un mercado cargado de citas internacionales, Nueva York también acuda con esta avidez a la llamada de la comercialidad. No es una ciudad que necesite del impulso de ferias para agitar el universo artístico. Sin embargo, según Katelijne de Backer, la directora de la edición 2006, "es importante para el coleccionista tener una feria así en Nueva York, porque aunque aquí haya movimiento todo el año y esta ciudad sea uno de los centros del mundo artístico, esto les facilita la vida. Además, también es importante para el ciudadano, y en ese sentido Arco es una referencia a seguir ya que es una de las que más éxito ha tenido en acercar el arte contemporáneo al público no especializado".

Al francés Thierry Alet, fundador de DIVA -un encuentro centrado en el arte digital que espera llevar a España el año próximo-, no parece preocuparle que el mercado se sature: "La pregunta no es para qué sirve otra feria, sino por qué cada vez hay más. Es la manera más eficaz de promover y vender arte y las galerías por sí solas no lo pueden hacer tan bien. No hay duda, las ferias funcionan".

Para los galeristas españoles presentes en el Armory Show y en DIVA, los negocios se han movido desde el primer día. "La gente viene, mira y, si le gusta, compra. Se nota que se consume arte", afirmaba el jueves la galerista María Llanos, invitada en DIVA. La galerista Marta Cervera, que repite en el Armory desde hace cinco años, subraya una peculiaridad del coleccionista neoyorquino que quizás sea la clave del éxito de ese mercado: "En Estados Unidos, el coleccionista tiene conciencia de su influencia en el mundo del arte. Se preocupa de ver y de saber. Es poco conservador, arriesga. Ser un buen coleccionista aquí significa ser capaz de descubrir artistas". Sus palabras las corroboraba, comparando Arco con el Armory Show, una veterana galerista neoyorquina, Sandra Gering: "En España venden más las galerías españolas, el coleccionista barre demasiado hacia su tierra. En Nueva York se compra en función de la calidad, no de la nacionalidad".

<i>Wood Bram Stoker&#39;s chair 1</i> (2005), de Sam Taylor (cortesía de White Cube / Jay Jopling).
Wood Bram Stoker's chair 1 (2005), de Sam Taylor (cortesía de White Cube / Jay Jopling).

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