El Salvador celebra elecciones parlamentarias y locales en un ambiente de crispación política
Los salvadoreños votaron ayer, domingo, para elegir a una nueva Asamblea Legislativa y a sus gobiernos municipales en un ambiente de crispación política presente en los últimos dos meses de campaña electoral, y que se trasladó incluso a los mismos colegios electorales.
De las votaciones de ayer, las séptimas de la posguerra, saldrán elegidos 84 diputados y sus suplentes, así como 262 alcaldes y sus consejos municipales, que tendrán un mandato de tres años.
De los 6,7 millones de habitantes del país, están registrados para votar 3,8 millones de ciudadanos. Las encuestas anteriores calcularon una abstención del 47%.
San Salvador, la capital, es clave en estos comicios. Es la joya codiciada y simbólica, pues su alcaldía ha sido el trampolín para candidaturas presidenciales, como por ejemplo para ex presidentes como José Napoleón Duarte (1984-1989) y Armando Calderón Sol (1994-2000). Además, San Salvador, donde están inscritos 1,1 millones de votantes, elige a 25 de los 84 diputados.
Entre los candidatos a la alcaldía figuran la médica ex guerrillera Violeta Menjívar -que se presenta por el ex rebelde Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)- y el empresario Rodrigo Samayoa, por la oficialista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
Las encuestas de última hora daban una ligera ventaja a Menjívar, quien de ganar se convertiría en la primera mujer y ex guerrillera que presidiría el gobierno municipal. Los pronósticos nacionales indicaban que ARENA y el FMLN dominarán los resultados, pero sin que ninguno logre mayoría.
Largas filas de ciudadanos hacían cola ayer en las afueras de los centros de votación, algunos de los cuales sufrieron retrasos para emitir el voto porque no fueron entregados a tiempo los paquetes que contenían las papeletas. En otros lugares, los rotuladores para marcar el dedo pulgar derecho de los votantes que habían emitido el sufragio, no pintaban.
Durante la campaña electoral, despojado de su investidura y vistiendo los colores de su partido (azul, blanco y rojo), el presidente, Emilio Saca, llamaba a la población a quitarle los escollos que tenía en el camino para permitirle cumplir su plan de gobierno. Los aludidos eran los izquierdistas del FMLN, quienes también arremetieron contra sus adversarios llamándolos "ladrones, narcotraficantes y explotadores".
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