Los crímenes de Stalin
Es una fecha que recordar: el año 1956 y el famoso discurso de Jruschov. En Polonia cada alumno sabe explicar qué supuso para la República Popular Polaca de entonces. Por eso me alegró el artículo de K. S. Karol. Pero me parece preciso añadir unas informaciones recientes que el lector español pueda desconocer. La desestalinización en la URSS abrió un proceso que nunca se acabó. Me refiero a la búsqueda de la verdad histórica sobre los homicidios de Stalin.
En el año 1940 habían sido ejecutados sin juicio 22.000 oficiales del Ejército polaco capturados en Polonia a finales de 1939. Como sabemos, el homicidio lo descubrieron los alemanes y en abril de 1943 la Oficina Alemana de Noticias anunció, por Radio Berlín, el descubrimiento de fosas comunes en el bosque de Katyn. Hasta 1990, la URSS no reconoció que el NKWD fue responsable de la masacre y su encubrimiento. Pero incluso ahora que ya conocemos los documentos decisivos, como la orden de ejecución de los miembros de la intelligentsia polaca firmado por Stalin, Rusia no nos pone las cosas fáciles.
El 5 de marzo ha sido en Polonia el día de conmemoración de las víctimas de Katyn (con este término se llama generalmente a todos los asesinados en los campos de Kozielsk, Starobielsk, Ostaszków y los otros 7.000 presos cuyo lugar de exterminio desconocemos aún). Pero justo antes de esta fecha nos llegó la noticia cínica y cruel de Moscú: los fiscales rusos niegan el estatus de víctimas de represalias soviéticas a los muertos de Katyn.
Sí, la ley de la rehabilitación de las víctimas de las represalias políticas de 1991 habla sólo de los juzgados por los tribunales o cuasi-tribunales, y los 21.000 polacos fueron asesinados con disparos en la nuca, sin ningún proceso jurídico, sólo por una sencilla orden de Stalin. Es verdad. Jurídicamente es correcto lo que dicen los fiscales rusos. Además, nadie esperaría otra respuesta por parte de los herederos ideológicos del KGB. Pero seguimos esperando la justicia histórica. Y no es una espera pasiva. La Asociación de las Familias de Katyn tiene entre sus miembros a un personaje especialmente benemérito para la causa. Es su capellán y superviviente de Katyn, Stanislaw Peszkowski. Durante muchos años se empeñó en divulgar la memoria histórica de Katyn en Polonia y fuera de ella. Este año es el candidato polaco para el Premio Nobel de la Paz. Pero por muy importante que sea el trabajo de Peszkowski, de momento el proceso de reconocimiento histórico de los crímenes soviéticos parece imposible de finalizar.
Lo peor es que en Polonia se entiende perfectamente dónde y por qué falta buena voluntad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.