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La línea 9 de metro se inauguró con riesgo para los usuarios, según el jefe de obras de Gallardón

Melis afirma, siete años después, que pudo producirse una catástrofe por ahorrar dinero

La ampliación de la línea 9 de metro, la primera y única adjudicada en régimen de concesión a un grupo de empresas, fue realizada con materiales defectuosos "para ahorrar dinero", y su inauguración en 1999 -siendo presidente el hoy alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón- pudo degenerar en una "catástrofe". Lo dice Manuel Melis -que entonces era director regional de Infraestructuras y hoy ocupa un puesto equivalente en el Ayuntamiento- en un informe en el que asesora al alcalde de Málaga sobre cómo acometer la ampliación de su red de metro, según informó ayer la cadena SER. Melis afirma que sólo pretendía evitar que una administración vuelva a contratar del mismo modo una obra.

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El informe fue redactado por Melis y enviado al alcalde de Madrid el pasado 29 de enero para que éste, "en su caso", lo enviara al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, del PP, que había pedido consejo a Ruiz-Gallardón sobre cómo ampliar dos líneas de metro.

Melis firma ese informe en calidad de catedrático de Ingeniería del Terreno, catedrático de Ferrocarriles y presidente del Consejo de Metro de Madrid, pero no como coordinador general de Infraestructuras, el cargo que ocupa en el Ayuntamiento. Melis aseguró ayer que no ha cobrado nada por asesorar al gobierno malagueño. "Lo hago porque me gusta", dijo.

Después de 27 páginas de consideraciones técnicas, el informe se centra en "los peligros de las concesiones a precio cerrado", aquellas en las que la Administración paga un precio a la empresa privada para que ejecute la obra y le advierte de que no puede sobrepasar el presupuesto fijado.

La consecuencia, dice Melis, es que, como el proyecto casi siempre se encarece, la empresa acaba ahorrando costes a costa de la seguridad. "No debería hacerse ninguna obra pública a precio cerrado, y menos aún si son subterráneas", señala. La construcción y explotación del tramo ampliado de la línea 9 hasta Arganda fue adjudicada a varias empresas por 32 años.

"Un desastre"

Para explicar lo cara, a la larga, que puede salir esa fórmula, Melis pone el ejemplo de la obra de ampliación de la línea 9. Inaugurada en abril de 1999, en vísperas de las elecciones autonómicas, es, de todas las obras del metro acometidas por Ruiz-Gallardón en sus ocho años de presidente, la única que se hizo por el método de concesión con precio fijo a una empresa. "Las instrucciones que se dieron al concesionario es que de ninguna forma y bajo ningún concepto se podía sobrepasar el presupuesto ni el plazo". "El resultado", dice Melis, "fue un desastre".

"Para ahorrar dinero", subraya el coordinador general, la empresa usó "traviesas del AVE que tenía sobrantes", y que resultaron más estrechas que el ancho de vía del metro, algo "extraordinariamente peligroso para la circulación de los trenes". Por eso, "una vez terminados los trabajos", el Gobierno regional tuvo que cambiar miles de piezas, pagando el sobrecoste de su bolsillo. También ahorró dinero la empresa dejando de construir una subestación, que más tarde levantó igualmente la Comunidad.

Todas estas deficiencias las descubrió el propio Melis "meses antes" de que la línea se pusiera en servicio, y "todas se subsanaron", según explicó ayer, tras hacer público el informe la cadena SER. Los trabajos de ampliación de la línea 9 no habían sido dirigidos por la Dirección General de Infraestructuras, que él encabezaba, sino por la de Carreteras, según fuentes del equipo gubernamental de entonces. A última hora, Melis se hizo cargo del proyecto, detectó los fallos en la construcción y ordenó arreglarlos.

Pero hubo algo que no detectó, y que cuenta en el informe: "Para ahorrar dinero se diseñaron unos anclajes de los postes de catenaria endebles y baratos. Como consecuencia, a las tres semanas de entrar en servicio la línea se cayeron cinco postes sobre la vía, con la catenaria en servicio". El texto subraya: "En ese momento no pasaba ningún tren, que hubiera sido una catástrofe si la línea eléctrica le cae encima, con todos los pasajeros electrocutados".

Ayer, Melis matizó: "Puse electrocutados, pero la verdad es que no habría sucedido eso, porque los plomos de la estación habrían saltado. De todas formas, eso sí fue un peligro, y yo siento muchísimo no haberlo visto a tiempo".

"En definitiva, mucho cuidado con las concesiones y las obras públicas a precio cerrado [...] Las cosas cuestan lo que cuestan", concluye el informe. "El único responsable de aquello soy yo, aunque también creo que es justo señalar que subsané a tiempo todo lo que pude detectar", afirmaba ayer Manuel Melis, quien, sin embargo, no denunció en su día públicamente los fallos detectados en la línea 9 antes de ponerla en servicio. El actual responsable de las obras de la M-30 asegura que aquella experiencia fue tan mala que "nunca se ha vuelto a usar esa fórmula en una obra". Y añade: "De verdad, mi única intención es avisar para que ninguna Administración contrate obras por este procedimiento".

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