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Reportaje:

La gira de Bush deja heridas en Pakistán

Islamabad subraya su malestar por el pacto nuclear entre India y EE UU mientras lanza un ataque contundente contra bases talibanes

La visita del presidente norteamericano, George W. Bush, al subcontinente indostánico, con una estudiada detención en Islamabad, parece haber espoleado a las autoridades paquistaníes a mostrar los más contundentes resultados en su lucha contra los talibanes en las zonas fronterizas con Afganistán. En tres días de combates, que fuentes militares en esta capital califican de los más intensos desde la caída del régimen talibán, en 2002, 140 militantes han muerto en enfrentamientos con el Ejército paquistaní.

La operación, aseguran estas fuentes, comenzó con un ataque de helicópteros artillados sobre un reducto talibán en las montañas del norte de Waziristán, allí donde el personaje de Kipling quiso reinar. La ofensiva continuó hasta el domingo con la persecución y destrucción de lo que aquí se califica de "restos del régimen talibán".

Islamabad subraya su malestar por el pacto nuclear entre India y EE UU mientras lanza un ataque contundente contra bases talibanes

Bush visitó la zona la semana pasada, con el epicentro de su gira en Nueva Delhi, donde firmó un trascendental acuerdo de colaboración nuclear que se supone que establece una asociación en la cumbre del club de naciones con capacidad atómica entre EE UU e India. El ministro de Exteriores paquistaní, Mahmud Kasuri, afirmó ayer en conferencia de prensa conjunta con su homólogo español, Miguel Ángel Moratinos: "No seremos socios y objetivos militares para nadie al mismo tiempo"; es decir, socios de Washington y blanco de Nueva Delhi.

Kasuri se encontraba cada vez más motivado cuando se le interrogaba sobre el pacto nuclear, que aquí se considera casi una traición. Y seguía cada vez con más fuego y santa indignación. "Pakistán es un país nuclear como India, tanto en lo civil como en lo militar. Tenemos 5.000 científicos y 35.000 técnicos trabajando en la industria atómica. La igualdad de trato es un principio sacrosanto de la política internacional. Por ello, estudiaremos el asunto y elevaremos la cuestión ante EE UU cuando sea el momento. Hemos de valorar la reacción de China y Australia, no del todo favorable, y la del Congreso norteamericano", que habría de ratificar el acuerdo.

Los decibelios crecen: "India no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear y no se puede suministrar combustible -uranio enriquecido- a los no signatarios". Y como quien mira la hora: "No se puede llegar a acuerdos internacionales en materia nuclear sin contar con Pakistán. Esperamos nuestro momento".

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El ministro español llegó a Pakistán procedente de Afganistán y el Golfo el lunes por la noche y permaneció en Islamabad apenas 24 horas. Moratinos, que debía llegar a Madrid en la madrugada de hoy, se entrevistaba en la capital paquistaní con el presidente, Pervez Musharraf y en la conferencia de prensa que siguió al encuentro su colega Kasuri anunciaba el apoyo de su país al proyecto del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, de una Alianza de Civilizaciones. Moratinos agradeció el gesto afirmando que España secundaría la celebración de una conferencia internacional en Islamabad sobre el problema de todo lo que separa al Este del Oeste.

La escala de unas horas en Islamabad el viernes pasado de Bush fue a la vez una compensación a Pakistán por el amigamiento con su rival, India, y un medido tirón de orejas por los modestos resultados en la lucha contra el talibanismo, así como en la infructuosa persecución de Osama Bin Laden, al que se supone refugiado en las montañas de la raya afgana.

Pakistán e India, enfrentados por Cachemira, donde reina desde 1948 una frágil línea de alto el fuego, hicieron pruebas nucleares en 1998. Desde entonces, su oposición, que data de su simultáneo nacimiento hace algo más de medio siglo, es, además, atómica.

Miguel Ángel Moratinos (derecha) conversa con el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, en Islamabad.
Miguel Ángel Moratinos (derecha) conversa con el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, en Islamabad.EFE

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