"Dispongo de más presupuesto que muchos ministros"
El responsable de las ayudas a I+D apuesta por la biotecnología y la nanotecnología
Cuando estaba a punto de incorporarse al Ejército cambió de idea y se marchó a estudiar a Technion, el prestigioso Instituto Tecnológico de Israel, en Haifa. Esa decisión marcó la vida de Eli Opper, un israelí nacido en la localidad de Kriat Haim, en 1946, de padres polacos que habían emigrado a Israel en los años veinte. El actual científico jefe (chief scientist) de Israel es licenciado y master en ingeniería electrónica por Technion y doctor en sistemas informáticos por la Universidad de Austin (Tejas). Casado y padre de cuatro hijos, confiesa "estar loco" por los deportes.
Opper ha visitado España hace unos días, invitado por la recién nacida Cámara de Comercio España-Israel, para presentar la experiencia israelí en todo lo que se refiere al desarrollo de las nuevas tecnologías y al papel que puede cumplir el Estado en el respaldo a las empresas tecnológicas.
"El presupuesto de financiación de los proyectos empresariales que manejamos asciende a unos 350 millones de dólares de media anual"
"Israel invierte el 4,5% de su PIB en investigación y desarrollo de carácter civil, más o menos el doble que los países europeos"
Pregunta. ¿Gestionar la política de apoyo a la innovación y desarrollo es más propia de un científico o de un gestor económico?
Respuesta. Debe ser una mezcla de ambos. En mi caso, por ejemplo, he impartido clases en Technion durante varios años, pero asimismo he trabajado en Rafael, la mayor empresa del sector de defensa de Israel, donde he sido responsable, entre otras tareas, del área de I+D. También estuve muy involucrado en la comercialización de productos de esta compañía, por lo que he tenido una estrecha relación con diferentes grupos empresariales, con diferentes áreas de negocio para financiar la investigación y también con muchos Estados. Además, al abandonar Rafael pasé a Giza, un grupo de capital-riesgo de los más importantes de Israel, donde asumí la responsabilidad de las tareas de financiación de los proyectos de sistemas avanzados.
P. Israel es uno de los países que destina más fondos a I+D...
R. Exactamente es el más alto del mundo: los fondos dedicados a la I+D civil se sitúan en torno al 4,5% del PIB. Más o menos el doble que el de los países europeos. Pero, por la situación en que se encuentra Israel, esto es lo más importante. Contamos con 140 ingenieros por cada 10.000 habitantes, y pensamos que todavía debemos invertir más en este área.
P. Está hablando de I+D estrictamente civil, ¿no incluye la parte de defensa?
R. Como se puede imaginar, la parte de I+D de defensa en Israel no es de las más pequeñas del mundo. Pero ese porcentaje es secreto.
P. ¿Cuál sería el nivel óptimo de inversión en investigación y desarrollo?
R. En este mundo, que ya es muy competitivo, y va a ser cada vez más, el Estado de Israel no tiene recursos naturales importantes, así que debe basar su focalización y crecimiento en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). ¿Hasta qué límite? Hasta el necesario para que pueda situarse como punta de lanza y tener éxito en ese nuevo mundo.
P. En ese panorama, ¿cuál es la responsabilidad de la Oficina del Científico Jefe de Israel?
R. La oficina depende orgánicamente del Ministerio de Industria, Comercio y Trabajo, y su función es distribuir las subvenciones oficiales a los proyectos de I+D que presentan las empresas.
P. ¿De cuánto dinero estamos hablando?
R. Desde el punto de vista de volumen, dispongo de un presupuesto más alto que el de muchos ministros. Éste es un tema de filosofía, no de cantidades.
P. En cualquier caso, las ayudas podrán cuantificarse.
R. El presupuesto que gestionamos varía todos los años, aunque la media se sitúa en 350 millones de dólares. Y es un dinero "limpio" que todos los años se distribuye desde cero; es decir, que no hay nada asignado de un año a otro.
P. Así que un año el "premio no puede quedar desierto". ¿Es obligatorio distribuir el dinero aunque algún proyecto no se lo merezca?
R. Si no hubiese calidad no daríamos el dinero. Pero estamos lejos de llegar a ese punto: recibimos muchísimos más proyectos de calidad, unos 2.000, de los que realmente podemos financiar. No ha habido año en el que no se haya encontrado ningún proyecto serio. Nuestra pelea es justo la contraria, conseguir que cada año se aumenten los fondos para estos proyectos.
P. ¿Quién analiza la calidad de los proyectos?
R. La oficina cuenta con un núcleo pequeño de funcionarios, por decirlo así, unos 30 o 40, una cifra que no es representativa del trabajo que realizamos, y luego contamos con unos 200 especialistas que hacen trabajos esporádicos en función de los programas recibidos. Así que el grado de eficiencia es muy alto, ya que contamos con poca gente en estado permanente.
P. ¿Y cuál es el objetivo básico de estas ayudas?
R. Promocionar I+D a nivel industrial para beneficio de las empresas, para beneficio de la economía del país. No estamos hablando de ciencia pura, sino de ciencia aplicada. Con un enfoque muy específico, con enfoques para diferentes aplicaciones. El primero es operar con I+D dentro de Israel, el segundo contempla una serie de programas de desarrollo a nivel internacional, con otros países y con otras empresas.
P. ¿Y cómo se acometen esos objetivos?
R. Nuestra labor cubre toda la cadena del valor de I+D desde el principio hasta el final. Desde lo que se llama la "semilla" y la "presemilla" hasta lo que se puede llamar I+D competitivo en las empresas más grandes del país.
P. ¿Qué áreas de investigación son las más apoyadas?
R. La mayoría de los proyectos que recibimos y, por tanto, los que terminan recibiendo un mayor número de subvenciones, se refieren a las áreas de biotecnología, hibertecnología y tecnologías de la información (TIC). También estamos muy interesados en el sector espacial, que se refleja en nuestra presencia en el proyecto Galileo. Y también tenemos planes muy interesantes en este campo con Francia para el desarrollo de microsatélites, el proyecto Venus.
P. ¿Los proyectos que reciben deben ser de una sola empresa?
R. No necesariamente. El programa Magnet está basado en consorcios cuyo objetivo son las tecnologías genéricas que pueden ser aplicadas a varias industrias. También hemos organizado un consorcio que incluye a 10 empresas diferentes y a 6 entes universitarios.
P. ¿La oficina tiene plena independencia para entregar las subvenciones o debe de tener en cuenta las directrices políticas del Gobierno de turno?
R. Somos independientes, aunque estemos integrados en un ministerio.
P. ¿Tampoco existen presiones de las mayores empresas para quedarse con la parte del león de las subvenciones?
R. Esto dio mucho que hablar en mi país. Hubo una polémica respecto a si había que dar dinero a los grandes, en base a las necesidades de la empresa que solicita las ayudas o en base a la calidad del proyecto. Al final hemos decidido que se prime la calidad con independencia de quién lo pide.
P. ¿Y los programas de ámbito internacional que ha citado anteriormente?
R. Hemos organizado fondos bilaterales con cinco países: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Corea del Sur y Singapur. Y además existen acuerdos (no fondos) con otros tantos países desarrollados que están funcionando muy bien: Suecia, Finlandia, Francia e Italia. Ahora estamos intentando llegar a acuerdos no ya a niveles estatales sino regionales. Por ejemplo, con el Estado de Maryland (Estados Unidos), Ontario (Canadá) y Victoria (Australia). En los últimos años hemos desarrollado un nuevo concepto, los convenios entre el Estado de Israel y grandes multinacionales, como IBM o Microsoft.
P. ¿Cómo ven el futuro de I+D?
R. Desde un punto de vista estratégico, vemos que los acuerdos internacionales serán el mejor método para lograr recortar la distancia que todavía separa a las universidades y a las empresas. También debemos focalizarnos en aquellos sectores que necesita el país, los sectores preseleccionados, como biotecnología y nanotecnología.
"Mi objetivo es impulsar la colaboración bilateral con España"
Eli Opper considera que el convenio económico firmado entre España e Israel en 1993 no ha dado los frutos entonces esperados. Y busca nuevos caminos.
Pregunta. ¿Existe una colaboración eficaz entre España e Israel?
Respuesta. Creo que ha llegado el momento de impulsar la cooperación entre ambos países mediante el convenio vigente -que hasta ahora no ha dado frutos desde el punto de vista práctico- o a través de nuevos acuerdos o de la UE. Ahora vemos empresas españolas e israelíes que están cooperando dentro de los programas europeos. También hay empresas israelíes y españolas que están trabajando juntas en el programa Eureka. Y también hay cooperación en el programa IRC...
P. ¿Y esas nuevas fórmulas a explorar?
R. Uno de los objetivos de mi viaje a España es ver cómo podemos impulsar iniciativas reales y prácticas. También estamos estudiando la posible relación directa de Israel con algunas autonomías, por ejemplo, con Cataluña, Madrid o el País Vasco. Veo claramente que hay potencial para incrementar nuestras relaciones, aunque hay que trabajárselo.
P. ¿Ya ha contactado con empresas concretas?
R. Mi objetivo es impulsar la cooperación bilateral de ambos países a nivel general y después, cuando surjan oportunidades específicas... Cualquier empresa que tenga una necesidad importante de I+D podría ser un objetivo de acuerdos específicos. Y si tiene tamaño, todavía más. En telefonía, por ejemplo, en el salón del GSM de Barcelona, han estado presentes allí unas ochenta empresas israelíes.
P. Con su experiencia, ¿qué recomendaría a España para avanzar en la innovación y el desarrollo?
R. Ya tengo bastantes problemas para gestionar a mi familia como para dar recomendaciones a otros... No soy quién para decirle a otro país lo que debe hacer. Pero sí reconozco que la política de Israel ha funcionado con muy buenos resultados, aunque eso no signifique que sea un botón mágico que sirva para todos. Hay que aplicar I+D incluso a la industria tradicional para situarse en el segmento más alto de esos sectores.
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