Europa Watch
La economía de la UEM se encamina hacia la consolidación de la recuperación cíclica iniciada en 2003. Hasta ahora, el dinamismo del entorno global, apoyado en la globalización comercial y tecnológica, ha sido el fundamento de la recuperación europea. Pero unas perspectivas de recuperación sostenida implican necesariamente una mejora de la demanda doméstica en el área, y en particular en Alemania. La información disponible muestra que la demanda interna se está recuperando, aunque para los patrones históricos de recuperaciones previas lo hace con tasas muy modestas, sobre todo en el consumo de los hogares. Sin embargo, los fundamentos para el ascenso del consumo, también en Alemania, están presentes.
La recuperación cíclica del área euro convive en estos momentos con incertidumbres de largo plazo para la economía europea
En primer lugar, algunos indicadores como las perspectivas de contratación por parte de las empresas están aumentando, lo que adelanta una mejora del empleo. Ello aumentará la renta disponible de los hogares, clave en la evolución del consumo junto con la riqueza inmobiliaria y financiera. Además, la confianza de las familias repunta, lo que supone una menor precaución a la hora de gastar, algo a lo que ayudarán unas condiciones financieras favorables dado lo pausado de las subidas que realizará el BCE en un entorno de expectativas inflacionistas ancladas. Con un escenario favorable al consumo, no es probable que choques transitorios como la subida del IVA en Alemania puedan hacer descarrilar la recuperación.
Sin embargo, ahora que la expansión cíclica del área del euro se consolida, aparecen incertidumbres sobre las expectativas de crecimiento de largo plazo. En este orden de cosas, la Directiva de Servicios aprobada por el Parlamento Europeo es un paso en la dirección apropiada, ahora bien, menor de lo esperado e insuficiente para garantizar la flexibilidad del sector ante los crecientes desafíos globales. Ello deja en segundo término el interés de los consumidores, que seguirán pagando los costes de unos servicios protegidos y regulados. No menos importante por sus efectos negativos en las perspectivas de crecimiento futuro sería la plasmación real de la atmósfera proteccionista que recorre los países occidentales, que deja en segundo término criterios de eficiencia económica. En este sentido, la Agenda de Lisboa pretendía hacer de la UE el área económica más productiva del mundo en 2010 mediante la apuesta por la innovación y la eficiencia económica. Quizá haya que esperar algo más.
J. Julián Cubero es economista del Servicio de Estudios de BBVA.
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