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Ley de Igualdad

Los partidos franceses prefieren violar la paridad y pagar la multa

Los partidos franceses han preferido hasta ahora recibir menos dinero del Estado -esto es, pagar la multa- que cumplir la ley de paridad de 2000, que les obliga a presentar igual número de candidatos de ambos sexos. En las últimas elecciones legislativas, sólo el 39% de los candidatos fueron mujeres, y ahora representan el 12% de los diputados de la Asamblea Nacional, y el 17% de los senadores. La proporción de mujeres en puestos electos sí ha subido: hasta el 34% en los Consejos municipales y el 48% en los Consejos regionales.

Un grupo de mujeres de cuatro grandes partidos de todo signo exigieron el jueves a sus formaciones que cambien de actitud antes las elecciones del año que viene, de manera que el Parlamento que surja de ellas cumpla la ley por primera vez.

En Francia, las mujeres no tuvieron derecho a voto e igualdad de derechos civiles hasta 1944. La izquierda era especialmente reacia a ello. Las mujeres, decían socialistas y comunistas, están demasiado influidas por la Iglesia, por los curas, que en sus visitas al confesionario las convencerán para que voten por la derecha. Sólo el cataclismo social que supuso la ocupación nazi y la guerra hizo saltar este prejuicio. Y las estadísticas de la época no aclaran si realmente las fuerzas políticas conservadoras se beneficiaron de ello.

Sin ministras hasta 1974

La presencia de mujeres en el Gobierno hubo de esperar mucho más, hasta 1974, cuando con la llegada a la presidencia de Valery Giscard d'Estaign, Simone Veil se hace cargo de la cartera de Sanidad y Seguridad Social que ocupa durante cinco años. Por aquella brecha se cuelan algunas más. El socialista François Mitterrand, en la década de 1980 da entrada a más mujeres, siempre en clara minoría, pese a que en 1981 se vota la primera ley sobre la paridad. Sólo una ha conseguido llegar al puesto de primer ministro, pero su paso por el hotel de Matignon fue breve y su mandato convulso. En 1991, cuando Mitterrand se deshizo finalmente de su mejor enemigo, Michel Rocard, nombró jefe del Ejecutivo a Édith Cresson. Desde el primer momento tuvo que luchar contra el rechazo de su propio partido y acabó devorada por la crisis económica. Diez meses más tarde fue sustituida por Pierre Bérégovoy.

Tiene que cambiar el siglo para la cuestión de la paridad se plantee en serio. Son los socialistas, cuando vuelven al poder de la mano de Lionel Jospin cohabitando con el presidente Jacques Chirac, quienes aprueban una ley en el año 2000 fijando la cuota del 50% en las listas electorales de los partidos. En aquel momento la presencia de mujeres en la Asamblea Nacional no llegaba ni al 10%, mientras que en Europa el promedio era superior al 20%. Un lustro y varias citas electorales más tarde más tarde la cuota no se ha cumplido.

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