Puntualizaciones

Me dirijo a usted para manifestar públicamente mi desacuerdo con las informaciones recogidas en el especial 23-F. 25 años, firmadas por Joaquín Prieto y Miguel González, referidas a mi actuación el 23-F de 1981, fecha en la cual me encontraba al frente de la División Acorazada. En sendos artículos, mediante hechos ciertos, pero sin desarrollo suficiente y retazos sesgados y seleccionados de conversaciones telefónicas, se recrea mi actitud en aquel momento, induciendo inequívocamente al lector a pensar que, "si por mí hubiera sido", la intentona golpista hubiera seguido su curso.

Respecto a la orden por la cual se iniciara la Operación Diana para tomar puntos estratégicos de la capital, he de decir que me vi obligado a darla sin la debida autorización, ni del jefe de la Capitanía de Madrid, general Quintana (con quien no pude contactar en ese momento, al encontrarse todavía en la celebración de la Bripac de Alcalá), ni de la del jefe del Estado Mayor del Ejército, general Gabeiras, quien, por más que lo intenté y por razones que aún hoy sigo sin comprender, no quiso comunicarse conmigo ni en ese momento ni en todo ese día (hecho éste que nunca he revelado).

He de señalar que, aunque haberla dado puede servir a la fácil argumentación de que me dejé llevar por las circunstancias, si de nuevo me viera en la misma tesitura volvería a actuar igual, ya que, aunque parezca contradictorio, el hacerlo me dio tiempo para contactar directamente con La Zarzuela y entender lo que estaba pasando (saber si Su Majestad respaldaba unos hechos de los que sólo tuve conocimiento al llegar a mi puesto de mando), y comprobar que el general Armada (al no encontrarse allí) estaba detrás de todo, y con ello logré deshacerme de los mandos que, al acudir a sus puestos, ya no podían ejercer presión sobre mí; además, una vez en sus puestos se vieron inmovilizados por la contraorden que al poco se diera procedente del general Quintana (y que de inmediato mandé cumplir); situación que hice saber en reiteradas ocasiones a La Zarzuela e hizo factible que, mucho antes de que Su Majestad emitiera el mensaje por TVE, y a pesar de que el Congreso aún estaba secuestrado y Valencia en estado de excepción, "militarmente" la situación se encontrara ya bajo control.