Tony Blair propone introducir más gestión privada en las escuelas públicas inglesas

El Gobierno de Tony Blair presentó ayer su esperada propuesta de reforma de la educación secundaria en las escuelas de Inglaterra, cuyas líneas generales fueron adelantadas con la publicación de un libro blanco el año pasado: más autonomía de gestión por parte de los responsables de las escuelas, más poderes disciplinarios para acabar con la violencia tanto en la escuela como en el camino de casa a la escuela, más facilidades de elección de escuela para los padres y cambio radical en al papel de las autoridades locales, que dejarán de estar encima de la gestión cotidiana para adoptar un papel más estructural de control sobre el funcionamiento de las escuelas.

La educación ha sido uno de los ejes de la acción de Gobierno de los laboristas. Desde que llegaron al poder, en 1997, han enviado ocho paquetes legislativos al Parlamento y han aumentado de manera muy sensible los recursos públicos destinados a educación. El gasto escolar ha pasado de 31.800 millones de euros en el curso 1998-1999 a 47.800 millones de euros, en el 2004-2005, un aumento del 50% en términos brutos y del 30% en términos de inversión por alumno. Sin embargo, los índices que miden la capacidad de leer y escribir de los niños británicos siguen estando por debajo de la media de los principales países europeos.

La nueva reforma quiere crear un sistema escolar más personalizado y ajustado a las necesidades de cada pupilo, con más independencia para las escuelas, más capacidad de elección para los padres, que estarán también más implicados, menos violencia dentro y fuera de las escuelas y menor ingerencia de las autoridades locales en la gestión escolar.

La abundancia de propuestas legislativas hace que la educación esté en reforma permanente y sea a veces difícil diferenciar lo nuevo de lo viejo. Por ejemplo, el punto clave de la actual reforma es la introducción de más autonomía de gestión de las escuelas, que podrán convertirse en trusts (uniones empresariales) si así lo desean e incluso asociarse varias de ellas en una misma compañía. Según la comisión de Educación de los Comunes, ésa es una posibilidad que ya existe con la actual legislación pero que el Gobierno la presenta de otra manera porque la quiere potenciar.

Sea como fuere, ese sistema potencia un sistema relativamente parecido a las escuelas concertadas españolas en el sentido de que se combina gestión privada y dinero público. En el caso inglés las escuelas seguirán siendo públicas y no pueden repartir beneficios.

Las escuelas tendrán más facilidades para elegir el alumnado, aunque el sistema seguirá sometido a restricciones por el temor de la izquierda laborista a que las mejores escuelas elijan a los mejores alumnos y se acabe segregando el sistema escolar público y las malas escuelas queden para los malos alumnos, lo que a la larga castiga a la población con menos recursos.

La propuesta del Gobierno da más poderes disciplinarios a las escuelas para acabar con la violencia, uno de los factores que más contribuyen a reducir el número de maestros. Los padres tendrán más facilidades para elegir la escuela de sus hijos: podrán consultar a asesores especialistas y será gratis para los más pobres el transporte a las tres escuelas públicas más cercanas a su domicilio. La comida también será gratis y se potenciará el consumo de frutas y verduras frescas para combatir la obesidad infantil.