¿Resistencia a la autoridad o abuso?
Un joven entra en un contencioso con los Mossos, a quienes acusa de mal trato, y éstos dicen que fue él el que les agredió
El sábado a las 5.30, Luis Torner abandonaba, junto con tres amigos, la discoteca Enfants, en Ciutat Vella. Caminaban de regreso a casa por Nou de la Rambla cuando sonó su móvil. Era su novia. El joven, de 23 años y estudiante de Periodismo, se volvió hacia sus amigos y les gritó: "¡Me ha llamado Bea!". Cuando quiso seguir caminando, encontró de frente un coche de los Mossos d'Esquadra, según la versión del joven. Pero lo que para Luis fue una reacción de alegría, los Mossos lo interpretaron como una agresión.
Según la versión de la policía autonómica, Luis se abalanzó sobre el vehículo, simulando un atropello, e insultó a los agentes. Los dos policías le pidieron la documentación y le denunciaron por "falta de respeto y desconsideración" a la autoridad. Según Luis Torner, al hacerlo le empujaron violentamente contra la pared.
Testigos presenciales niegan que el detenido se enfrentara a la patrulla de la policía
El incidente hubiera quedado ahí de no ser porque Luis y sus amigos fueron a denunciar los supuestos malos modos de los uniformados al cercano cuartel de la Guardia Urbana de La Rambla. Los municipales les remitieron a la cercana comisaría de los Mossos d'Esquadra de Nou de la Rambla. Cuando estaban llegando, se cruzó con ellos el mismo coche con el que habían tenido el incidente. Aquí, de nuevo, las versiones siguen siendo diametralmente opuestas.
Según los Mossos, Luis volvió a increparles: "¡A mí ningún juez ni ningún policía me toca los huevos! ¡No sabéis con quién estáis hablando!". Los agentes le pidieron que se calmara. Pero el joven, dicen los Mossos, persistió en su actitud agresiva. La versión de la policía en este punto sostiene que Luis, que es de complexión muy delgada, empujó a uno de los agentes y trató de golpear con el puño al otro. El puñetazo no llegó a impactar en el agente. Según un portavoz, esta agresión justificaría una actuación contundente con el joven.
"Yo me resistía, pero jamás se me ocurriría ponerles la mano encima a esos tíos enormes. No ves que con estos brazos no puedo hacer nada", explica Luis. Los agentes aportan un parte médico que señala que en la trifulca padecieron erosiones leves.
Dos amigos que le acompañaban, Joan Oriol Pineda y Alfredo Ramón Wilhelmi, ratifican la versión de Luis . Y no sólo ellos. La misma interpretación la sostienen testigos presenciales del segundo problema.
Maria Cerdà tiene 18 años y estudia Medicina en Mallorca. El sábado estaba de visita en Barcelona y presenció los hechos. "El chico no hacía nada, era imposible que opusiese ningún tipo de resistencia". Llorenç Reus, de 19 años y natural de Inca, estaba junto a Maria y corrobora lo ocurrido. "Fue muy fuerte. Fuimos a comisaría para ver qué pasaba y no nos explicaron cómo estaba ni por qué le habían detenido". La argentina Clara Luz Funes, de 26 años, encargada de restaurante, estaba cerca de Luis cuando los Mossos le abordaron. "El chico iba caminando mirando al suelo, con las manos en los bolsillos, y de repente los policías se le echaron encima sin más".
Según los Mossos, los "amigos" rodearon a los agentes para intentar "liberar" a Luis. Los policías llamaron a una patrulla de refuerzo y consiguieron detener al joven y hacerle entrar en el coche esposado.
Una vez en comisaría, el muchacho sostiene que le dejaron unos 10 minutos solo y esposado en el interior del coche patrulla. Los Mossos admiten esta afirmación. Después fue llevado a la zona habilitada para registrar a los detenidos. Dice el joven que recibió tres puñetazos en el estómago y dos sonoras bofetadas, en medio de intimidaciones verbales: "Te vas a enterar (...), así aprenderás". Luego, fue obligado a desnudarse por completo, y no sólo a quedarse en ropa interior como ordena la normativa. Los Mossos rechazan estas acusaciones, aseguran que nadie le tocó y que nunca llegó a quedarse totalmente desnudo. Además añaden que los agentes que le atendieron en la comisaría no eran los mismos que le detuvieron.
A las 9.00, Luis pidió ver a un médico y fue llevado al cercano consultorio de Perecamps, donde el médico no le encontró ninguna lesión. Más tarde, cuando abandonó la comisaría, fue a visitarse al Centro Médico Delfos. Allí le descubrieron una "fractura del hueso nasal" y diversas contusiones.
El abogado de Luis se presentó en la comisaría y pidió la ejecución de un hábeas corpus. El juez no consideró que el arresto fuese ilegal y rechazó la petición. Según la policía, los familiares de Luis, que habían llegado a la comisaría, "increparon a los agentes" y uno fue denunciado por "falta de respeto". Los amigos del joven reconocen sólo que hubo "momentos de tensión".
A las 14.00 horas, Luis salió en libertad con cargos: atentado contra la autoridad. El joven estudiante, indignado por el trato sufrido, aún se pregunta qué hizo. Por eso ha cursado una denuncia contra los Mossos. No es la única que la policía catalana ha recibido en los últimos días.
El 17 de febrero, dos amigos, Sergi Serra y Mercedes Ramos, paseaban por Can Dragó cuando vieron a dos agentes "utilizando violencia gratuita" contra un chico que fue llevado a la comisaría del paseo de Andreu Nin. Ambos fueron a la comisaría para interesarse por el estado del detenido. Según Sergi, un cabo salió de la comisaría y les preguntó: "Quiénes sois vosotros? ¿Sois familia del detenido? ¡Documentación!". Sergi le entregó el DNI, pero Mercedes no lo llevaba y fue denunciada por desobediencia. La vista se celebró ayer y, según los afectados, el juez desestimó la denuncia de los Mossos. Sergi y Mercedes han denunciado asimismo a los policías por "detención ilegal" y "maltrato".
Las dos denuncias siguen en curso.
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