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Reportaje:

Circuitos culturales alternativos

Paul Zubillaga abre en San Sebastián un local desde el que promocionar a nuevos creadores

Maribel Marín Yarza

Cada vez más actores, hartos de la carencia de recintos y oportunidades para desarrollar sus carreras en Euskadi, crean sus propias alternativas a los circuitos culturales habituales. Paul Zubillaga, durante varias temporadas hijo menor de Joxe Mari y María Luisa en Goenkale, ilustra esta realidad. En junio de 2005 inauguró en el barrio de Gros El Txoko de Brando, primer espacio de teatro alternativo de San Sebastián, que abre sus puertas los viernes y sábados (20.30, cinco euros).

"El teatro en Euskadi es muy joven y está muy mal estructurado. Para los actores es difícil entrar en compañías estables y para los creadores mostrar sus trabajos", cuenta. "Así que después de una larga trayectoria en la interpretación decidí dar un paso más y abrir un local que resolviera esas necesidades". El Txoko de Brando -el nombre es un homenaje al actor Marlon Brando- abrió sus puertas en junio de 2005 en una bajera del número 21 de la calle San Francisco. Es un espacio minúsculo, con capacidad para 35 personas sentadas, que obliga a los intérpretes y el público a comunicarse.

La sala, que ha entrado a formar parte del circuito del Festival de Teatro de Bolsillo, arrancó con una propuesta del propio Zubillaga: Cargamento de sueños, un monólogo "existencialista" de Alfonso Sastre que han visto 450 personas. Después, acogió al grupo navarro Taiga con una obra de Shakespeare y, ahora, a Cándido Uranga con el monólogo Henry Bengoa, Inventarium, de Bernardo Atxaga.

Zubillaga, actor en series como El comisario y Petra Delicado y en películas como A ciegas, de Daniel Calparsoro, asegura que desde su apertura sólo ha tenido que suspender un par de funciones por falta de público. "Todavía tiene que conocerse más, pero está claro que la gente tiene ganas de ver cosas nuevas, ya está harta de montajes convencionales que no asumen riesgos y además le gusta sentirse cerca de los actores", asegura. Quienes le han decepcionado en general -"aunque algunos me han felicitado"- han sido sus colegas de profesión. "No me están poniendo trabas, pero me he sentido muy solo y si queremos crear una cantera de actores vamos a tener que ir todos de la mano. Hay un problema de envidia", confiesa.

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