La Fundación Vila Casas abre nuevas exposiciones para rescatar el mejor arte catalán contemporáneo

El objetivo de Antoni Vila Casas, propietario de uno de los fondos privados más ricos y diversos del arte catalán contemporáneo, es que su colección se convierta en un espejo fidedigno de la creación del momento, en una radiografía de la creatividad al margen de los dictados del mercado o las instituciones. La promoción de artistas noveles y la recuperación de nombres olvidados se ha convertido también en el eje esencial de la fundación de este mecenas de la industria farmacéutica, que ha programado esta temporada exposiciones de más de una veintena de artistas en sus tres centros expositivos.

El buque insignia de la Fundación Vila Casas continúa siendo el Espai d'Art Contemporani Can Mario, en Palafrugell (Baix Empordà), que congrega una selección del millar de obras del fondo, entre pintura, escultura y fotografía. Su objetivo es mostrar la riqueza de la colección y presentar las nuevas adquisiciones. A esa radiografía testimonial del panorama artístico contemporáneo se han incorporado este año trabajos de escultura de Antoni Marquès, Esther Pedescoll, Enric Pladevall, Miquel Planas y Helen Youssé. En Can Mario continúa exhibiéndose, hasta el 4 de junio, la extraordinaria exhibición de Joan Ponç, que reúne una selección de acuarelas de la serie Capses secretes junto a pinturas, dibujos y grabados. El 15 de junio se presenta también una muestra de fotografías de la Torre Agbar realizadas por Rafael Vargas.

El Palau Solterra, en Torroella de Montgrí (Baix Empordà), es el escenario de 10 exposiciones monográficas de artistas del fondo de la colección, en las que se incluyen obras cedidas por los propios artistas. Glòria Bosch, directora artística de la fundación, explica que se ha buscado un equilibrio entre los diferentes lenguajes creativos del fondo. Entre los pintores seleccionados destacan las atmósferas misteriosas de los nocturnos con carreteras solitarias de David Casals, la abstracción geométrica de Artur Aguilar, los campos de retículas de Joaquim Chancho y el lenguaje caligráfico expresionista de Lluís Krauel. La Fundación Vila Casas recupera también la obra del polifacético Paco Marcó (Barcelona, 1943-2005), que ejerció como arquitecto, diseñador gráfico, pintor y escultor. Sorprende la poética de los materiales pobres de Mario Pasqualotto, que utiliza bolsas de plástico para sus creaciones circulares. La línea es la protagonista de la obra de Víctor Pérez-Porro, creador de abstracciones geométricas que marcan fronteras entre la percepción y la sensación. Otra pintora marcada por la geometría es Carla Tarruella, de la que se exponen acetatos pintados por las dos caras en los que afloran reflejos.

En el Palau Solterra se muestran también dos instalaciones de Alfonso Alzamora, construidas con cubos de aluminio que pretenden "dibujar en el espacio". Benet Rossell presenta Acta, una instalación formada por un conjunto de viajeras barricas de madera que inició su trayecto en 1996 y que se enriquece con los años.

El espacio de las caballerizas del Palau Solterra está ocupado por la instalación A peu, de Isabel Banal, en la que la artista de Castellfollit de la Roca rinde homenaje a los acuarelistas de Olot mediante las telas amateurs de su padre.