El PP busca salir de su trinchera
Los populares quieren unir el "no a la nación catalana y a la autodeterminación vasca" con mensajes de alternativa de Gobierno
Dos años después de su inesperada derrota el 14 de marzo de 2004 (y diez después de su victoria de marzo de 1996), el PP mantiene que hoy, según sus propias encuestas, sería el partido más votado: ganaría las elecciones generales con no menos de tres puntos de ventaja sobre el PSOE, pero no lograría la mayoría absoluta. Otras encuestas, como la última del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), le dejan como segunda fuerza, a punto y medio del PSOE, aunque acortando distancias.
En estos dos años, el PP de Mariano Rajoy se ha fortificado en una trinchera construida con un muro de tres palabras: España, España y España. Ha desplegado la bandera del rechazo más rotundo a ofrecerle a ETA un final negociado de su barbarie terrorista: "Hay que derrotarles, que se rindan, y luego ya veremos", es su mensaje. Y ha descubierto la calle, y la fuerza de inéditas (para el PP) formas de protesta democrática, como las manifestaciones y la recogida de firmas en contra de distintas iniciativas políticas del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
La convención popular pretende ampliar la agenda política ante las elecciones de 2007
El PP cierra la mitad de la legislatura con un rechazo a los temas clave para Zapatero
Con ese bagaje de oposición prepara, para el próximo fin de semana, una gran feria de partido con la que busca salir de su trinchera con el lema "hay futuro". Un futuro que, para el PP, consiste en tener los mejores resultados posibles en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2007 y en recuperar, en 2008, el Gobierno. La convención ha tomado como modelo las organizadas por los partidos demócrata y republicano en Estados Unidos y los congresos de la CDU alemana. Es decir, tendrá mucha escenografía de alegre festival de organización política potente, que quiere mostrarse como solvente y atractiva. Se trata de dar la imagen de un partido moderno, liberal, que reivindica como propios los valores de la España Constitucional. Con este fin, incluirá una exposición fotográfica para ligar la historia de la reciente democracia española a la del PP. Habrá también una fiesta juvenil, un área de Internet, otra para encuentros con organizaciones no gubernamentales y asociaciones diversas... Casi un espectáculo de luz y sonido.
La concentración durante tres días de más de 4.000 personas, entre compromisarios del partido e invitados sin carné, tiene, según la dirección del PP, un triple objetivo: "Ampliar la agenda política", es decir, "compaginar la actualidad con otros temas que ocupan y preocupan a la gente"; "demostrar que el PP es una alternativa seria y fiable de Gobierno ante un Ejecutivo socialista que genera creciente intranquilidad y conflicto en las instituciones y entre los ciudadanos", y "dar ánimos a los miembros de un partido a los que se les exige a diario la máxima movilización", por ejemplo, para que recaben firmas para el referéndum sobre la unidad de España.
Uno de los organizadores del cónclave resume estos objetivos en una frase: "Somos la alternativa y hay que pasar a la acción". Un observador imparcial podría replicar que estos dos años no han sido precisamente de inacción. Pero lo relevante de esta primera mitad de legislatura, desde el punto de vista de la estrategia del PP, consiste en "haber fijado la posición del partido en las dos cuestiones clave para Zapatero: cambiar el modelo en Cataluña y el País Vasco", asegura un veterano colaborador de Rajoy. Ésa es la trinchera. "Hemos cerrado nuestra posición: estamos en contra de la nación catalana, aunque se esconda en el Preámbulo [del proyecto de Estatuto catalán], y de la autodeterminación vasca, aunque se disfrace de derecho a decidir en no sé que mesas de supuesta normalización y pacificación", añade. Los populares rechazan que haya que "normalizar" nada en el País Vasco, porque lo que ven normal es el marco político definido por la Constitución y el Estatuto de Gernika. Y tampoco aceptan que haya "nada que pacificar, porque no hay dos bandos en guerra, sino sólo una banda terrorista que debe ser derrotada".
La convención, además, dedicará buena parte de su actividad a machacar sobre esos dos mensajes clave: que España es la "única nación española", y que a ETA hay que aplastarla "en vez de mendigarle diálogo". Eso será en los discursos del Plenario. Cada día tiene su discurso estelar en ese foro: José María Aznar, el viernes; Ángel Acebes, el sábado, y Mariano Rajoy en la clausura del domingo. Pero, paralelamente, el propio Rajoy tendrá en la tarde del sábado un coloquio con medio millar de jóvenes de Nuevas Generaciones (la organización juvenil del partido) para contestar, si ellos quieren, a sus preguntas sobre otros asuntos.
Con ese mismo fin de "ampliar el mensaje político", el PP ha organizado 14 grupos de debate sobre cuestiones como la defensa del idioma español; la integración de los inmigrantes; la educación en valores y la cultura del respeto que ha puesto de moda Tony Blair en Reino Unido. Defenderá la economía de libre mercado y la bajada de impuestos como una "política eficaz demostrada por los Gobiernos del PP". O también, ahora de plena actualidad, las nucleares como fuente de energía "limpia, estratégica y de suministro seguro". El asunto estelar de ese debate energético, antes del revuelo desatado por las OPA sobre la eléctrica Endesa, pasaba por decidir si el PP defenderá en el futuro, de forma explícita y sin complejos, las nucleares. A este debate teórico y de futuro se añade ahora la más prosaica y electrizante discusión sobre la intervención directa del Gobierno de Zapatero para dejar más que claras sus preferencias entre los distintos compradores que pujan por Endesa.
Las conclusiones de los 14 grupos de debate, en todo caso, quedarán como sugerencias para que el PP las incorpore, o no, a sus futuros programas para las elecciones municipales de 2007 y siguientes generales. No serán conclusiones programáticas porque antes, a principios del próximo año, habrá otra convención. Para entonces, según uno de los organizadores de este cónclave, el PP confía en estar ya fuera de su trinchera y "en plena acción en el campo de batalla".
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