"No represento a las víctimas, sino al Gobierno para ayudar a las víctimas"
Hasta su retiro semiclandestino, al borde del mar, llegan los ecos de la polémica que le ha acompañado desde que asumió el cargo de Alto Comisionado para la Ayuda a las Víctimas del Terrorismo, hace poco más de un año. Pero Gregorio Peces-Barba dice sentirse cómodo en su puesto y satisfecho con el trabajo hecho. A quienes le reprochan que no se haya sumado a las manifestaciones de las víctimas les aclara: "Yo no represento a las víctimas, represento al Gobierno para resolver los problemas de las víctimas".
Pregunta. Dejará su cargo después del verano, pero lo anunció, hace unos días, en el III Congreso de las Víctimas del Terrorismo. ¿Por qué tanta antelación?
Respuesta. Lo hice para que no pareciera una dimisión, para que no se interpretara como esa "muerte anunciada" que ha dicho alguno, sino como lo que es, un signo de normalidad. Mi compromiso con el Gobierno era dejar estabilizado el Alto Comisionado, orientados los principales problemas de las víctimas y preparada una Ley de Solidaridad nueva. Y todo eso está en marcha. Yo no estaba para hacer una gestión ordinaria. Dicho esto, me siento absolutamente cómodo en este cargo.
"Entre las víctimas, las hay que comprenden el proceso de paz. Pero son mayoría los que niegan que se pueda hacer algún tipo de cambalache con los presos para obtener la paz"
"La España civil se enfrenta a tres dificultades: los nacionalistas, la Iglesia y el PP. Y el único que me parece recuperable es el PP"
"Lo principal ha sido la hostilidad del PP. La única explicación que encuentro es que se deben considerar como propietarios de los problemas de las víctimas"
P. ¿Cómodo? Si a los dos meses ya pedían su cese.
R. Es usted muy generosa. Lo pedían a los dos días. Pese a que ahora no estoy metido en la política activa. Aunque esto es política, obviamente, estoy muy distante de la política cotidiana. Pero no me importan estos ataques. Bueno, a veces sí, cuando son muy injustos. Pero en España hay en torno a 16.000 víctimas, y los que están en contra serán a lo sumo 600.
P. Nombrarle a usted fue una decisión personal del presidente Rodríguez Zapatero. Era de temer que fuera recibido con hostilidad por algunos.
R. Lo principal ha sido la hostilidad del PP. Pero a mí esa hostilidad me resulta inexplicable porque, fíjese: yo estuve en la lucha antifranquista, contra el Tribunal de Orden Público, hice la Constitución, organicé el Grupo Parlamentario Socialista, organicé el consenso con todos los grupos sobre las grandes leyes posteriores en nombre del PSOE, presidí el Congreso de los Diputados, y siempre hice un esfuerzo grande de neutralidad. Luego hice una universidad donde estudian varios hijos de dirigentes del PP. Probablemente la única explicación que encuentro es que se deben considerar como propietarios de los problemas de las víctimas.
P. Las víctimas de ETA han dicho alguna vez que fue el PP el que se empezó a preocupar por su situación.
R. Fue el PP con una situación especial, porque su presidente fue víctima del terrorismo y esto le llevó a interesarse más por el problema. Además, desde que llegaron al Gobierno tuvieron el apoyo del PSOE. Es más, las dos principales aportaciones prácticas de esa etapa son del PSOE: el Pacto Antiterrorista y la Fundación de Víctimas del Terrorismo, iniciativas de José Luis Rodríguez Zapatero en la oposición. Y por cierto, el primer reconocimiento que tuvo la AVT [Asociación de Víctimas del Terrorismo] fue de la Universidad Carlos III. Recibieron la medalla de honor a propuesta mía.
P. Sus relaciones con la AVT se encrespan cuando usted decide no ir a la manifestación...
R. Fue mucho antes. Porque lo primero que hice fue ir a verles. La primera visita fue cortés. Pero en la segunda hablamos del fin de la violencia, y yo dije que en ningún caso el Estado podría permitir que los condenados por delitos de sangre salieran a la calle, pero en relación con los demás, les dije, "ustedes tendrán que pensar que es lo que procede". Esta conversación discreta se difundió, exagerada, y fue cuando pidieron mi dimisión. Entonces comprendí que ese señor [José Alcaraz, presidente de la AVT] no era un interlocutor posible. Y luego me dijeron que grababa las conversaciones, un estilo poco adecuado.
P. ¿Usted no ha cometido errores?
R. Errores siempre se cometen, pero no los que me atribuyen.
P. Se habla de diferencias entre las víctimas del terrorismo. En el caso de ETA, la mayoría han sido elegidas por los terroristas, mientras que las del 11-M han sido más accidentales.
R. Pero también las heridas que ha dejado el 11-M son tremendas. Y sobre todo, lo que algunas personas han llevado mal es que se les haya criminalizado. A Pilar Manjón lo que más le ha dolido es lo que le dijo un matrimonio en un centro comercial: "¡Por la muerte del jodido hijo tuyo hemos perdido las elecciones".
P. La gente ha dicho cosas terribles sobre el 11-M. También le han llamado asesino al ex presidente Aznar.
R. Sí, es absolutamente inadmisible. La atribución al PP de responsabilidades en esos atentados es inaceptable. Los que matan son los asesinos.
P. Con el grado de conocimiento que ahora tiene de las víctimas, ¿cree posible que entiendan el proceso de paz por el que apuesta el Gobierno?
R. Es complicado. Los hay que sí, pero son los menos. Los más son los que niegan que se pueda hacer algún tipo de cambalache con los presos para obtener la paz, o que pueda establecerse eso que es la filosofía de los nacionalistas, de igualdad entre unos y otros.
P. Ni vencedores, ni vencidos.
R. Sí. Pero la verdad es que nada de eso ha pasado todavía. La campaña del PP en este tema está basada en hechos falsos.
P. No obstante, ha habido hechos que han sido interpretados en ese sentido. Por ejemplo, el congreso de la ilegalizada Batasuna, que no llegó a celebrarse por intervención del juez Fernando Grande Marlasca.
R. Pero fue el Alto Comisionado quien solicitó al fiscal general del Estado que pidiera al juez la prohibición. ¿Quién ha sido el primero en llamar la atención sobre las posibles salidas de presos, cosa que no hizo el PP, que soltó a más de cien, entre otras cosas porque estaba obligado a hacerlo?
P. El Tribunal Supremo ha impedido que saliera a la calle Henri Parot, pero ya había habido muchas protestas.
R. Pero no del fiscal de la Audiencia Nacional, que en muchos temas que favorecían a las víctimas estuvo impasible.
P. ¿Eduardo Fungairiño?
R. Sí. Por ejemplo, hasta que yo no lo pedí, el tema de los alejamientos no se había tocado. Y nunca se había pedido el resarcimiento de los dineros debidos por los terroristas hasta que lo hicimos nosotros.
P. El presidente del Gobierno es más optimista que usted respecto a la posibilidad de conseguir la paz.
R. Es cierto. La única duda que yo tengo es si bastaría para lograr la paz un acuerdo en las cúpulas, sea cual sea el contenido de ese acuerdo. Hay tal enfrentamiento en la sociedad vasca que lo veo difícil.
P. Usted ha sentido la hostilidad del PP, pero la profesora y concejal socialista Gotzone Mora también le ha criticado mucho.
R. No la considero una persona representativa del PSOE.
P. ¿No tiene la sensación de que le ha tocado ocuparse de las víctimas en un momento especialmente delicado? Lo digo por ese proceso de paz.
R. Cuando asumí el cargo no estaba ese momento todavía presente. Yo creo que, estuviéramos como estuviéramos, a mí me iban a recibir mal. ¿Por qué?
P. Porque era usted miembro del Gobierno
R. Es que yo soy secretario de Estado, y miembro del Gobierno. Yo no represento a las víctimas. Represento al Gobierno para resolver los problemas de las víctimas. El presidente pensó en mí porque soy de lo más light. Ahora acabo de publicar un libro, La sociedad civil en España, donde dejo claras mis convicciones ideológicas. En él hago una referencia a las dificultades a las que se enfrenta la España civil. Y son tres: los nacionalistas, la Iglesia y el PP. Y digo que el único que me parece recuperable es el PP.
P. ¿Por qué?
R. Es que el PP no está en la posición que debería tener. Eso no le favorece, ni favorece a España. Además, creo que el PSOE estaría más tranquilo y sería más moderado si no estuviera permanentemente hostigado.
P. ¿A los nacionalistas no les ve recuperables?
R. No, porque no reconocen la nación española. Nuestro modelo admite la existencia de naciones, en algunas zonas de España, dentro de la nación española. Pero el problema central es que en el proyecto del Estatuto catalán que vino, en 223 artículos no había una sola referencia a la nación española.
P. También es crítico con la Iglesia, pese a proceder de la Democracia Cristiana.
R. Milité sólo unos meses en 1962, cuando estábamos todos muy confusos, y enseguida me fui. Y respecto a la Iglesia, me considero como Fernando de los Ríos. Cuando le preguntaron en Estados Unidos si era católico respondió que era "cristiano erasmista". Yo me siento vinculado a lo que el Evangelio representa, pero no a la Iglesia católica.
P. Pues a usted le ven como una especie de ideólogo del laicismo del Gobierno de Zapatero.
R. Yo soy un gran defensor de la laicidad, de que la Iglesia tenga los medios que tiene que tener en una sociedad donde se reflejen los principios constitucionales de pluralismo. Pero el laicismo es como otra iglesia, una posición antirreligiosa, y en eso no estoy. Lo que ocurre es que se confunden.
P. Perdone que vuelva a insistir con la primera pregunta que le hice. ¿No ha sido un gesto de soberbia anunciar en ese congreso de las víctimas su cese, tan anticipadamente?
R. Podría ser, pero como yo ya no me confieso, no creo que vaya a ser perdonado.
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