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Un plano recoge los 2.006 obstáculos de la Barcelona inaccesible

Un artista, con la ayuda de un grupo de discapacitados, cataloga barreras arquitectónicas

Durante dos meses, a través de Canal Accesible (www.zexe.net), un proyecto artístico de Antoni Abad producido por el Centro de Arte Santa Mónica (CASM), 40 personas discapacitadas se han dedicado a identificar y catalogar tanto las barreras urbanísticas y arquitectónicas como los casos de incivismo que afectan diariamente a una comunidad de 6.000 personas sólo en Cataluña. El resultado es 2.006 obstáculos, una cartografía de la Barcelona inaccesible, donde se recogen todas las barreras que en este periodo los miembros de Canal Accesible han ido publicando en tiempo real en Internet, a través de teléfonos multimedia.

Escalones, puertas demasiado estrechas, cajeros inalcanzables, rendijas en el suelo donde se enganchan las sillas de ruedas: el desplazamiento de las personas con discapacidades físicas es una carrera de obstáculos perpetua. El plano realizado por Antoni Abad con la colaboración del grupo de personas discpacitadas se presentó ayer en el CASM y en él se señalan 210 escaleras, 257 aceras, 1.106 simples escalones (que sin embargo pueden incluso hacer volcar una silla de ruedas), 73 incidencias relativas al transporte y 19 a los lavabos.

Además se indican 358 elementos adaptados que no funcionan y 146 comportamientos incívicos habituales, como invasión de los aparcamientos reservados, cierre de las rampas de acceso y coches mal aparcados, que impiden la ya de por sí complicada movilidad de este colectivo. "Desde que enviamos el mapa a imprenta, tenemos casi 800 señalaciones más. Muchos de los participantes tienen la intención de continuar el proyecto para crear una plataforma de denuncia estable", señaló ayer Abad, quien está a punto de salir para Filipinas, si la grave situación política del país lo permite, adonde ha sido invitado para realizar un canal vinculado a las problemáticas de aquel país.

"La nuestra es una reivindicación pacífica, que quiere sensibilizar a la ciudadanía. Es una lucha a largo plazo", añadió Nicolás Basadonna, una de las personas discpacitadas que han participado en el proyecto del Canal Accesible.

A pesar de las buenas intenciones y la disponibilidad de las instituciones, resulta evidente la dificultad de crear estructuras adaptadas y eficaces. "Se instalan ascensores con botones inalcanzables y rampas demasiado inclinadas", comenta Joaquim Esteban, otro de los colaboradores de Canal Accesible. "En las nuevas líneas del metro han dejado un espacio abierto de 6 u 8 centímetros entre el vagón y el andén, insalvables para las sillas de ruedas eléctricas. La ley de accesibilidad 135 de 1995 es inadecuada y demasiado permisiva. La consejera de Bienestar Social de la Generalitat, Anna Simó, tiene que llevar la ley al Parlamento para que se lleven a cabo la modificaciones que los colectivos de discapacitados han propuesto a través del instituto municipal", añadió.

Sus reivindicaciones son más que lógicas, y su actitud, más que comprensiva: "Tan sólo pedimos la accesibilidad a los comercios que superan los 60 metros cuadrados y a los restaurante para más de 50 comensales", indicó Esteban, recordando las ayudas municipales previstas para los establecimientos que quieren realizar reformas para adaptar sus instalaciones. "De todos modos, no hay ningún edificio de viviendas nuevo verdaderamente adaptado, a lo sumo los pasillos y las puertas son más anchos y hay alguna rampa, y las ayudas para ejecutar las reformas necesarias son insuficientes", recordó Basadonna.

Las más de 4.500 imágenes y los archivos sonosros publicados en las secciones individuales y colectivas que conforman el Canal Accesible descubren un sinfín de impedimentos, pero también hay una sección, el Canal Sí, donde se señalan los pocos -todo hay que decirlo- lugares adaptados.

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