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Vecinos de Fuencarral protestan en la calle por cuarto día contra los parquímetros

Unas 600 personas acuden a una manifestación y convienen seguir hoy con los cortes de tráfico

Daniel Verdú

Los vecinos del distrito de Fuencarral-El Pardo volvieron a salir ayer a la calle para protestar contra la imposición de parquímetros en su barrio. La zona está fuera del perímetro de la M-30 y, según ellos, el Ayuntamiento prometió que sólo se aplicaría el SER (servicio de estacionamiento regulado) en su interior. Cortaron la calle de Sangenjo y la avenida de la Ilustración a la altura de Narcís Monturiol, y ayer también la de Ginzo de Limia. La policía intervino en algún momento, pero no se registró ningún incidente, cosa que ocurrió el primer día, cuando fueron detenidos tres manifestantes.

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Ni la nieve que había caído una hora antes, ni el frío seco y cortante que cerraba la tarde les amedrantó. Por cuarto día consecutivo, con la energía intacta, unos 600 vecinos del distrito de Fuencarral-El Pardo, especialmente los de los aledaños a la calle de Sangenjo, salieron a las siete de la tarde a la calle para protestar contra los parquímetros. "No estamos cansados, seguiremos peleando hasta que aguantemos. La presión vecinal dirá hasta dónde podemos llegar", explicaba el coordinador de la protesta, Jesús Otero.

La mecánica se repite. A las 19.15 se empiezan a reunir los vecinos en la calle de Sangenjo, en la confluencia con la Narcís Monturiol. Despliegan las pancartas y cortan la calle. Los primeros conductores, despistados, se meten en la boca del lobo y protestan airadamente. Al primero, que suele alegar que va a recoger a un pariente enfermo, lo dejan pasar. "¡Él último!", gritan todos. Y se acabó, ya no pasa nadie.

La gente andaba ayer molesta.No gustaron las respuestas que ayer dio el Ayuntamiento. "Hoy el concejal Pedro Calvo ha dicho que no podíamos protestar fuera de la legalidad, y ellos son los primeros que se la han saltado pintándonos las calles de azul y verde", dice muy enfadado Julio Nogués. Algunos, como él, no tienen demasiada esperanza de que las manifestaciones tengan algún efecto positivo en los políticos: "No nos van a escuchar; son unos prepotentes y sólo nos hacen caso para las elecciones". "Pues todavía falta un año y pico", apostilla una vecina.

"Venga, a la M-30", dice uno de los coordinadores. La manifestación, como de costumbre, enfila calle de Narcís Monturiol y se dirige a la avenida de la Ilustración. Allí esperan los antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía. "Esto también es por nuestro bien ¿no?", dice un hombre, en referencia a las declaraciones que ayer hizo el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en las que decía que "los más satisfechos con el SER son los vecinos".

Los manifestantes tratan de cruzar la calle. "No podéis pasar", espeta a Otero un agente. Pero ellos insisten y logran cortar la vía por el otro lado de la rotonda. Primero la calzada central, y luego el lateral. La policía consiente lo primero, pero reprime a empujones a los manifestantes cada vez que invaden la calzada pequeña cuando el semáforo está en rojo. "Esto es peor que durante el franquismo", se queja un vecino que ha sido zarandeado por un policía.

La manifestación empieza entonces a marchar por el medio de la avenida de la Ilustración hacia la plaza de Las Reales Academias (conocida como la plaza de los arcos). "La gente está respondiendo muy bien", explica Jesús Carrasco mientras porta la pancarta. "El Ayuntamiento sólo hace esto para recaudar dinero para sus obras faraónicas", comenta andando.

Una señora discute con un policía municipal. "Señora, yo estoy de acuerdo con ustedes. Vivo en Arganzuela y también me han fastidiado, pero hay que protestar de otra forma. Haciendo escritos, no cortando las calles", explica el agente a la vecina tratando de convencerla de la utilidad del tradicional método burocrático. "¡Anda ya!", contesta ella.

La manifestación llega a la plaza de los arcos, unos vecinos se sientan en el suelo y cortan el tráfico de Ginzo de Limia. Se forma una cola de vehículos y suenan las bocinas. "Entiendo esta protesta. Esto es una zona residencial", dice un conductor que soporta el atasco. Sobre las 20.15 la gente se despide con la consigna de volver hoy a la misma hora para mantener la batalla contra los parquímetros.

Residentes del distrito de Fuencarral-El Pardo, cercados por <i>antidisturbios</i> del Cuerpo Nacional de Policía.
Residentes del distrito de Fuencarral-El Pardo, cercados por antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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