Una lección contundente
Estaba valorada en 70.000 millones de dólares, pero su hundimiento se produjo en sólo 20 días. Sus acciones, cuando acabó el proceso de su imparable caída, hicieron perder 1,2 billones de dólares a pequeños ahorristas y a sus empleados. Seis de sus ejecutivos fueron condenados y hasta una empresa que trabajaba para ella, la consultoría Arthur Andersen (la más antigua en su sector) tuvo que cerrar y dejó en la calle a 29.000 empleados. Estas cifras no son cualquier cosa: son el fruto de la mayor crisis empresarial de la historia americana, ocurrida, además, en una empresa, Enron, que reunía dos características impresionantes: sus principales inversores eran habituales donantes de las campañas de George Bush Jr., y la firma operaba en un sector tan estratégico como es el petróleo y el gas, amén de la electricidad.
ENRON: LOS CHICOS MÁS LISTOS DE LA SALA
Dirección: Alex Gibner. Intérpretes: Actores no profesionales, narrada por Peter Coyote. Género: documental sociológico, EE UU, 2005. Duración: 100 minutos.
Con una narración implacable, un tono de investigación criminal al que en nada afecta que el espectador conozca los grandes detalles de la quiebra, y un ritmo palpitante; apoyado en testimonios directos, comparecencias judiciales y en comisiones legislativas, informativos y hasta alguna que otra reconstrucción, Alex Gibner desentraña brillantemente uno de los grandes fraudes de la economía reciente. La película es brutalmente efectiva, y más aún su lección principal: cuidado con dejar al mercado a su libre arbitrio.
Babelia
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