Alquileres impagados y droga al menudeo
El poblado de La Quinta, situado en un descampado junto a la carretera de Fuencarral a El Pardo, frente al restaurante Casa Jaime, es considerado por la policía como un punto de venta de droga, en especial de heroína.
La Quinta fue construido en el verano de 1992 por el entonces Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada para alojar a 83 familias chabolistas de los poblados de la Cruz del Cura y Ricote, en Fuencarral-El Pardo, y de la avenida de Aster, en Chamartín.
La obra fue costeada por los propietarios de los terrenos donde estaban levantadas las chabolas, que querían edificar en esos solares. Son casas bajas que pocos meses después de edificadas empezaron a presentar defectos de construcción en patios, paredes y mobiliarios.
Los propietarios de las nuevas viviendas entraron en esas casas en los meses siguientes. Tenían un alquiler de 11.000 pesetas (66 euros actuales), que fue subiendo poco a poco a lo largo de este tiempo. Precisamente, el impago de estas rentas es lo que está motivando que el Ayuntamiento de Madrid ejecute las órdenes de desalojo y derribo que se han fraguado en los últimos años en el juzgado.
Otro de los problemas al que se enfrentaron los nuevos propietarios fue que las familias comenzaron a crecer. La falta de espacio impedía que estas familias numerosas residieran en estas casas. Por ello, algunos hijos de los dueños empezaron a construir chabolas en los márgenes del poblado, en especial en la zona sur, donde hay una pequeña hondonada.
Frío y suciedad
Estas infraviviendas se caracterizan por estar hechas de madera y cubiertas con grandes lonas y plásticos. El frío, la suciedad y la podredumbre se cuelan por sus rendijas, mientras sus moradores intentan evitarlo con fogatas. Las maderas de un palé destrozado en medio de la calle o troncos partidos de cualquier árbol son utilizados para hacer unas pequeñas brasas y calentarse. Ayer se hacía especialmente patente debido a las bajas temperaturas que se registraron en la región.
"Hoy [por ayer] se han cortado un poco y han quitado los cochazos de lujo. La semana pasada esto estaba lleno de turismos enormes", comentaron varios policías presentes en el desalojo.
La Quinta se ha convertido en uno de los poblados en los que se trafica con más heroína. Los consumidores acceden a pie o en coches a través de la carretera que lleva a El Pardo. Algunos se dedican a alquilar pequeñas chabolas o a vender papeles de plata con los que hacerse un chino (quemar la heroína y aspirar el humo que se desprende).
Algunos coches abandonados también sirven de improvisados sitios donde pincharse. Hombres andrajosos se chutan en medio de un pedregal plagado de jeringuillas usadas.
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