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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

No tregua

El esperado comunicado de ETA sigue sin llegar. Ayer envió uno en el que no dice nada de lo que se esperaba: un anuncio de compromiso firme de abandono de la violencia que permitiera encontrar una salida dialogada a 40 años de terrorismo. En vez de eso lo que hay es una especie de regodeo retórico sobre lo de siempre, seguido de la apelación a que se muevan los demás.

Si se descarta la hipótesis de una monumental tomadura de pelo, que afectaría también a personas relevantes de la llamada izquierda abertzale, las explicaciones más plausibles son: o bien que lo que se daba por acuerdo casi cerrado sólo afectaba a Batasuna, pero no a ETA; o bien, que éste es un no comunicado de tregua a la espera de un momento considerado más oportuno para dar el comunicado de tregua. Tal vez ETA quiere aprovechar su repentina vuelta a la fama para dilatar el proceso y mantener la incertidumbre. Si es esto último, puede que se trate de escenificar un clamor de sus propias filas y alrededores como paso previo al anuncio esperado: la tregua, o lo que sea, no como respuesta al emplazamiento del Congreso, sino a las movilizaciones de la izquierda abertzale y los pronunciamientos de lo que el escrito de ayer llama "agentes sociales". En fin, tal vez simplemente no estaban tan preparados para defender sus ideas sin pistolas como aseguraba Otegi desde Anoeta, y el redactor de comunicados no acertaba a dar con los argumentos necesarios para sostener a la vez que ETA está más fuerte que nunca gracias a la lucha armada, y que anuncia su renuncia a la misma.

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Si no cabe descartar que se trate de un movimiento puramente propagandístico, que no anula la expectativa del verdadero comunicado, es porque incluso si la decisión tomada fuera la que pensaba casi todo el mundo, no lo dirían con esas palabras, sino con un viva nosotros parecido al del comunicado realmente existente. Pero lo que dice el papel es inaceptable de todo punto y conviene que todos los que tienen algo que ver con este asunto lo digan claramente. La idea dominante en el comunicado es que hay que dar pasos, pero no ellos, anunciando el cese de la violencia, sino los demás, atendiendo a sus exigencias de siempre. Es lo que ya decían en algún Zutabe reciente, dando por supuesto que ellos ya habían hecho bastante anunciando que levantaban su condena de muerte contra los cargos electos no nacionalistas.

El comunicado advierte que si se pretende "imponer" una solución dentro del campo autonómico, proseguirá el conflicto. Pero ese marco, reformable por los procedimientos previstos, es el que se han dado los ciudadanos vascos y refrendado a través de su participación en decenas de elecciones. Mientras que ha sido ETA la que ha pretendido imponer por la fuerza sus planteamientos a una sociedad plural. Es insolito pretender que pueda ser compatible el diálogo entre ideas diferentes y el mantenimiento de una organización terrorista que se considera con derecho a asesinar a los que discuten las suyas.

En la duda hay que atenerse a la resolución del Congreso. La condición para cualquier iniciativa es el anuncio verificable de renuncia a la violencia. Cuyo reverso es: todo el peso de la ley, incluyendo la ley de partidos que ilegalizó a Batasuna, mientra ETA no renuncie, y el brazo político no se desmarque.

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