El último mensaje de móvil desde una escuela sepultada

Dos grupos de rescate del Ejército filipino intentaron ayer en vano acceder a la escuela de enseñanza primaria de Guinsaugon en cuyo interior se teme encontrar los cuerpos de 250 personas entre niños, personal docente y madres, que celebraban el viernes el Día de las Mujeres cuando se desplomó la montaña sobre ellos y el resto de la barriada de Guinsaugon. Sucedió entre las nueve y las diez de la mañana (las dos y las tres de la madrugada en la España peninsular): lodo y rocas cubrieron un área de nueve kilómetros cuadrados.

"Estamos aún vivos, atrapados en una habitación". Éste fue el mensaje que le envió por el teléfono móvil a Pamela Tiempo su madre, una maestra, desde la escuela local. A este mensaje se sumó otro que recibió otro vecino y que decía: "Estamos vivos. Sáquenos de aquí". Después, todo fue silencio, a la caída de la noche del viernes.

Las operaciones para llegar a la escuela tuvieron que ser suspendidas en varias ocasiones, dada la dificultad de los soldados para llegar a su ubicación y ante el riesgo de nuevos deslizamientos por las lluvias.

Ayer se realizaron trabajos desesperados para rescatar con vida a alguno de los niños, maestros o familiares, pero todo fue inútil. Las personas que participaban en las tareas sólo disponían de palas, con las que no podían hacer gran cosa a causa de los seis metros de espesor del lodo, lo que, además, impedía el uso de maquinaria pesada.

Mientras, en torno al lugar donde se hallaba la escuela, los familiares sobrevivientes se quejaban con lágrimas en los ojos de la lentitud con que llegaba la ayuda. Los apoyos aéreos tuvieron que ser suspendidos ayer al mediodía, hora local, debido a las malas condiciones meteorológicas.

La noche caía y poco se podía hacer ayer para rescatar a profesores y alumnos. La ausencia de electricidad y el mal estado del terreno son los principales obstáculos en la continuación de las operaciones durante la noche.