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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Masas al servicio de la gloria

Jiri Weil (1900-1959) es un autor checo que tuvo la desgracia por compañera durante casi toda su vida. Estuvo sometido a dos persecuciones atroces: la del estalinismo y la del nazismo y aun después de que el Tercer Reich cayera, Weil, miembro del Partido Comunista Checo desde 1921, fue poco menos que borrado de la historia de la literatura gracias a la novela que ahora tenemos entre manos. En 1933 visitaba por segunda vez la URSS enviado por el partido checo con el encargo de traducir las obras de Lenin; lo que descubrió en Moscú fue el comienzo de las terribles purgas estalinistas y acabó siendo enviado a un campo de reeducación en Kazajistán. Al volver a su patria, hubo de fingir su muerte para librarse de caer en manos de los nazis. Acabó su vida lejos del mundo literario, atacado por marxistas y burgueses, un intelectual en tierra de nadie en un mundo dogmático y cruel.

MOSCÚ FRONTERA

Jiri Weil

Traducción de Eduardo Fernández Couceiro

Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. Madrid, 2005

468 páginas. 19,50 euros

Este impresionante relato es quizá el primero que cuenta el inicio de las purgas estalinistas efectuadas a raíz del asesinato de Kirov en Leningrado y que constituyen uno de los capítulos más degradantes del comunismo soviético. Hasta ahora disponíamos de relatos del lado de allá, es decir, de lo que sucedía en lugares como Kolima o el gulag; lo que cuenta Weil es exactamente el paso anterior, el lado de acá, el camino desde la vida cotidiana de un trabajador ruso hasta que es convocado como reo de purga ante la Asamblea del Partido.

La novela se divide en tres

partes. La primera se centra en la historia de Ri, una muchacha de la burguesía checa que se traslada a la URSS. Allí trabaja su marido, Robert, como ingeniero de una fábrica de cables. Son los años del segundo plan quinquenal ruso, el fantasma del comunismo recorre Europa, muchos jóvenes europeos se entusiasman con la creación del comunismo en un solo país. Esta primera parte relata el rechazo inicial de Ri al mundo soviético a causa de sus orígenes y costumbres europeas y la paulatina aceptación de su nueva vida. Es una narración insistente que mezcla duda, temor, sensación de pérdida, amor frente a desgarro interior. Ella ya ha estado en Palestina siguiendo a otro hombre y esta segunda aventura se parece a la primera en cuanto a la dureza de la lucha por un mundo nuevo y también porque la mueve una razón amorosa. En Ri hay, al principio, estupor, extrañeza e incluso rencor hacia una forma de vida áspera y grosera, indeseada, incomprendida y ajena a su educación europea; pero el relato de su paulatina integración es tan directo como efectivo y la narración, monocorde y sistemática, va construyendo un personaje producto de la voluntad y del amor y el ambiente posrevolucionario de la dictadura del proletariado. Con habilidad, Weil va trabajando los retratos de los diversos camaradas, bien rusos, bien extranjeros en acto de servicio, y va sentando las bases del edifico de convicciones, dogmas, burocracia y entusiasmo que sostiene todo el entramado de ese mundo nuevo, de la utopía comunista.

La novela es narración literaria y es también documento. La parte literaria la pone la excelente creación de personajes; la parte documental es la descripción minuciosa de una lucha tan idealista como extenuante en la que poco a poco se van abriendo grietas, todas ellas nacidas del sempiterno deseo de poder que, al producirse bajo una autocracia al dictado de la pirámide del Partido, se van sellando con el silencio, la cobardía, el miedo y la prepotencia. La mirada del autor es lúcida y no sesgada.

Por el contrario, hay una ve

racidad humana de primer orden. Si la primera parte es la historia de Ri, la segunda cuenta la de Jan Fischer, trasunto de Weil, un intelectual lúcido con dificultades para cegarse ante la evidencia, pero poseído del mismo miedo y la misma adaptabilidad de todos. Su historia es ejemplar, su credibilidad es total. La novela gana en complejidad, sobre todo a partir del momento en que la vida cotidiana se contrasta con el descubrimiento de las vacaciones y la reacción ante ellas, realmente impactante. La historia personal de Fischer incluye un acto de dignidad extrema que, sin embargo, no le libra de las terribles e histéricas purgas que acaban de comenzar. El modo en que el poder se retuerce sobre su propia miseria burocrática y vital es desolador. La última parte alcanza una temperatura dramática extraordinaria. Lo que era una narración semidocumental se eleva a categoría literaria. El final es un lamento estremecedor por las ilusiones perdidas, no ya de un hombre sino de todo un proyecto social. Jiri Weil no es un gran novelista, pero es un narrador de una fuerza y una eficacia impresionantes. Novela y documento, es un libro imprescindible para tocar y sentir una parte de la historia del siglo XX que nos atañe muy de cerca, en la que una masa aceptaba ser convertida en masa para alcanzar la gloria. "No era el piloto ártico el que había rescatado a los náufragos de aquel iceberg, era el partido todopoderoso y omnisciente que lo había enviado allí, había conducido su avión y lo había convertido en un héroe".

Un enorme retrato de Stalin, en Leningrado, en 1936.
Un enorme retrato de Stalin, en Leningrado, en 1936.BETTMAN / CORBIS

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