'GAL' aborda en clave de 'thriller' la guerra sucia contra ETA
Natalia Verbeke, José García y Jordi Mollá interpretan el filme de Miguel Courtois
Arranca la secuencia y la prensa aborda al ministro del Interior. Quiere saber si los fondos reservados han ido a manos de los GAL. A la cabeza, los actores José García y Natalia Verbeke, dos periodistas que investigan la guerra sucia y la implicación del subcomisario Ariza -álter ego de José Amedo-, al que da vida Jordi Mollá. Es un día más del rodaje de la película GAL, esta vez en los exteriores del Instituto Geográfico Nacional en Madrid, convertido con una gran placa en el Ministerio de Interior. El despliegue es muy grande, no en vano la cinta de Mundo Producciones tiene un presupuesto de seis millones de euros. Una cantidad nada desproporcionada tras haber arrastrado al cine a 1,7 millones de espectadores con su producción El Lobo, también un thriller, éste sobre ETA, dirigido por Miguel Courtois y con guión de Antonio Onetti.
"GAL es un thriller de acción. No hay ficción pero hemos tenido que condensar 15 años de la historia de España en dos horas y eso es muy complicado: dos o tres personajes se han convertido en uno y, naturalmente, hemos seleccionado acontecimientos. Además, algunos escenarios son más espectaculares", cuenta Courtois.
José García, de padres gallegos emigrantes en París, se confiesa en la gloria. En Francia es una celebridad y no puede salir a la calle sin que le paren a cada momento, pero en Madrid se pasea a sus anchas. "Miguel me ofreció un papel en El Lobo, pero no pude. Y tras actuar en El 7º día, de Carlos Saura, cogí confianza y me animé a hacer GAL". Le preocupa su castellano -"temo que mi actuación no conecte con lo que tengo que decir"- y ha leído mucho sobre el tema. "No quería tener sólo un punto de vista. En Francia se hablaba poco del GAL. Más que nada sabía que al ir a Galicia, la tierra de mis padres, era peligroso parar en el País Vasco con matrícula francesa". Tras GAL, va a rodar una superproducción con Regis Warnier (Indochina) y otra con Jean-Jacques Annaud (En el nombre de la rosa) y le ilusiona continuar trabajando en España.
Natalia Verbeke nunca había participado en un largometraje basado en hechos reales y le infundía mucho respeto: "Es un guión imparcial que no quiere juzgar ni contar nada nuevo. Mucha gente joven sabe pinceladas de los GAL pero no tiene una visión de conjunto. Ésta es una buena oportunidad de que la tengan", dice de regreso a su caravana.
Jordi Mollá no trabaja ese día. Pero adelanta:"En la calle he encontrado muchos Arizas. Es un chulazo, un dandi con una connotación homosexual".
Babelia
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