Víctor García León plantea un enredo de familia en 'Vete de mí'
Los actores Juan Diego y Juan Diego Botto ruedan en Madrid una comedia ácida
El frío de Madrid no impresiona a Juan Diego, recién llegado de Málaga, donde asegura haber pasado "muchos amaneceres fríos con Antonio Banderas" rodando El camino de los ingleses, la segunda película que el actor malagueño dirige. Y de Andalucía a Madrid, para participar también en la segunda película del joven director Víctor García León, Vete de mí, cuyo estreno está previsto para el próximo otoño. "Da igual cuántas películas hayan hecho, lo importante es que los directores tengan algo que aportar. Lo que más me atrajo de este proyecto fue el guión. Es muy ácido y divertido. La película plantea una problemática latente en la vida de hoy: ¿qué haces con 30 años y todavía metido en casa de tu padre? El personaje que interpreto habla de una manera actual y cercana, lo que está dando lugar a muchas improvisaciones", explica divertido.
Más allá de la cercanía lingüística que apunta Juan Diego, la profesión de actor es otro punto en común con su personaje. "En Vete de mí soy un actor mayor, casposillo y algo patético", asegura. La súbita aparición de su hijo, Juan Diego Botto, dispuesto a instalarse en su casa, romperá la calma. "Ésta es una historia de familia un poco a contracorriente de lo que se hace habitualmente. Ninguno de los dos personajes son buena gente, tienen un lado mezquino muy a la vista. El hijo es un parásito con todas las de la ley: ha vivido de su madre y ahora pretende seguir con la misma actitud", señala el actor argentino.
Junto al padre y al hijo, participan en la película las actrices Cristina Plazas, como novia de Juan Diego, y Rosa María Sardá como su ex mujer y madre de Botto. "Buscaba un actor que ya hubiera cumplido los 55 y no tuve dudas de que quería a Juan Diego. Luego ocurren cosas que no te explicas: al escoger a Rosa María Sardá descubrimos que ellos dos nunca habían trabajado juntos", asegura García León, coguionista de la historia junto a Jonás Rodríguez, con quien también escribió su primera película, Más pena que gloria (2001) -premio a la mejor interpretación masculina de Biel Durán en el Festival de Málaga-.
El título lo robaron de una canción de Bola de Nieve -"pega mucho con el tono de la película"- y el director asegura que el germen del nuevo guión surgió de los personajes, "de un hijo y un padre muy particulares". "A veces se da una cierta reticencia a trabajar entre los jóvenes. El padre en esta historia ofrece un buen contrapeso, pierde su dignidad, su rol de figura totémica. La historia ha acabado siendo menos comedia de lo que pretendíamos", explica su director.
Aunque confiesa que en pleno rodaje "siempre acechan los desastres", García León asegura que el trabajo está siendo "relajado", y no pierde los nervios al repetir una séptima toma en la calle Rosales de Madrid -"la calle lo complica todo"-.
Su nuevo proyecto cinematográfico es uno de los tres largometrajes de Primeras Tomas, una iniciativa del productor Gona y patrocinada por el Principado de Asturias. Las directoras asturianas Lucinda Torre, con Alegría, y Teresa Marcos, con Tesoro mío, completan el trío de jóvenes realizadores.
Optimismo generacional
No descarta que se trate de un efecto colateral. A lo mejor es el resultado de estar metido en faena, pero el director Víctor García León confiesa que últimamente le gustan mucho todos los largometrajes que ve. "En los últimos tres meses, a todas las películas les encuentro algo", bromea.
Optimista y relajado, García León resta dramatismo a la situación del cine español y al papel que los jóvenes están llamados a jugar en él. "Creo que vivimos una de las épocas menos angustiosas. Hay siete u ocho directores de mi generación, como Achero Mañas, Alejandro Amenábar o Alberto Rodríguez, que son muy buenos. En etapas anteriores no había tantos", señala. Más allá de las dificultades inherentes a la industria, asegura que éste es un buen momento. "El cine es complicado, sí, pero creo que ahora está razonablemente bien".
La iniciativa del Principado de Asturias, Primeras tomas, le ha permitido emprender éste su segundo largometraje -"he tenido mucha suerte"-. El proyecto no forzaba a los directores a rodar en tierras asturianas, aunque las otras dos películas seleccionadas se rueden allí.
En el caso de Víctor García León, la presencia asturiana en la película se encuentra detrás de las cámaras. "Todos los meritorios que trabajan en el rodaje son asturianos seleccionados por el Principado".
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