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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Aznar, una firmeza fraudulenta

"No me arrepiento de haber defendido una posición de intervención en Irak. Me arrepentiría de no haberlo hecho, y que Sadam Husein estuviera ahí al lado de los ayatolás con sus bombas nucleares", explica José María Aznar en una entrevista publicada el pasado domingo, día 12, por el periódico chileno El Mercurio. Aquí, esta descripción contiene no tanto la mítica firmeza de Aznar cuanto una pista sobre sus posiciones fraudulentas.

La doble historia de la actitud de Aznar ante Irak e Irán, respectivamente, puede remontarse a 1998. El 22 de junio de 1998, el vicepresidente iraquí Tarek Aziz visitó a Aznar en el palacio de La Moncloa. También le recibieron el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, y ministro de Economía, Rodrigo Rato. Irak solicitaba a la ONU el levantamiento de las sanciones económicas. Se lo expuso a Aznar, quien, por su parte, expresó el deseo de mejorar las relaciones económicas entre España e Irak. Le comunicó a Aziz que España tendría una representación adecuada en la feria internacional de otoño en Bagdad. España contó, en efecto, con una presencia rutilante en aquella feria.

El citado encuentro tuvo lugar antes de que la Administración Clinton utilizara datos recogidos por los inspectores de Naciones Unidas en Bagdad para sus propios planes militares contra Irak, una provocación que llevó a Sadam a expulsar a los inspectores en noviembre de 1998.

En diciembre de 1998, el presidente Bill Clinton y Tony Blair ordenaron bombardear sobre Irak. Aznar consideró, seis meses después de su foto con Aziz, necesarios dichos ataques.

En Irán, la base del fraude aznarista surge con toda evidencia de la política del Gobierno del PP y de los recuerdos de Aznar en su libro de retratos y perfiles.

Aznar conoció al presidente iraní Mohamed Jatamí en la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas, en septiembre de 2000. Ambos acordaron la visita oficial de Aznar a Teherán el mes siguiente. Allí, el 22 de octubre de 2000 Aznar y el ayatolá Mohamed Jatamí firmaron una declaración para incrementar la relación comercial, y muy especialmente lanzar la exploración y desarrollo de los recursos de petróleo y gas. "Me siento extraordinariamente satisfecho con los resultados", dijo Aznar en Teherán, quien en la clausura del coloquio Literatura y Diálogo de Civilizaciones, donde participaron Jon Juaristi, Gemma Martín Muñoz y Fernando Sánchez Dragó, declaró: "El diálogo es importante para salvar los prejuicios que existen en todos los campos, que dificultan el acercamiento entre los pueblos y hacen que la fractura sea inevitable, la separación ineludible y la confrontación segura".

Jatamí, a su vez, invitado por Aznar en Teherán, decidió viajar a Madrid en octubre de 2002. Pero, antes, a finales de enero de 2002, el presidente norteamericano George W. Bush incluyó a Irán en el llamado eje del mal, junto a Irak, Irán y Corea del Norte, y acusó a Irán de "exportar el terrorismo".

En Madrid, el 29 de octubre de 2002, Aznar y Jatamí daban un impulso al "diálogo entre civilizaciones". La insospechable agencia Efe informó ese día: "También volvieron sobre la conveniencia de propiciar un diálogo entre civilizaciones que auspicia Irán y que España asume, con el objeto de constituir una comisión nacional que examine la articulación de esta idea para que sea realidad en el otoño de 2003". Aznar quería una cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en Madrid.

"Por supuesto que la relación de EE UU con Irán es distinta a la de España, porque España establece la política que le parece oportuna, lo que no quiere decir que no comparta los principios y responsabilidades del mundo al que pertenece", explicó Aznar a la prensa junto a Jatamí.

De la visita a Madrid, Aznar recuerda en su libro: "Más interesante fue una larga conversación durante un almuerzo en La Moncloa al que únicamente asistimos Jatamí y yo. Jatamí me recordó, como ocurre siempre que se tiene ocasión de hablar con los iraníes, el terrible sufrimiento de sus compatriotas durante la guerra con Irak. No hay una sola familia iraní que no haya visto morir a un allegado durante esa guerra", evoca el ex presidente de Gobierno, no sin añadir: "Siempre hay que tener en cuenta esta experiencia para entender el Irán actual".

El Irak de Sadam Husein sostuvo con Irán la primera guerra del Golfo, entre 1980 y 1988. Sadam fue apoyado abiertamente por EE UU a partir de 1986 hasta el punto de que la Administración Reagan le aportó asistencia militar contra Irán.

Al afirmar que no se arrepiente de haber apoyado la guerra de Irak -en realidad fue unos de sus promotores, ya que propuso con Bush y Blair la fallida segunda resolución en la ONU y acudió a las islas Azores- porque de lo contrario Sadam estaría ahora "junto a los ayatolás con sus bombas nucleares", Aznar revela sus poses fraudulentas, ya que parece ignorar la clave que él mismo cita en su libro para entender "al Irán actual", a saber: la guerra Irak-Irán.

Aznar ha repetido, siguiendo a Bush, que Sadam utilizó armas químicas contra los propios iraquíes. El hecho, precisamente, ocurrió el 13 de marzo de 1988 durante la guerra entre Irak e Irán en el pueblo kurdo de Halabja, en Irak. Los iraníes y sus aliados kurdos iraquíes se hicieron con la ciudad. La aviación iraquí, para recapturar la posición, lanzó bombas de gas venenoso. Murieron entre 3.000 y 7.000 personas. El Departamento de Defensa de EE UU aseguró en aquellos días que Irán tenía una parte de la responsabilidad en los hechos.

Ni la masacre de Halabja impidió a Aznar recibir a Aziz, el enviado del gaseador Sadam, en la Moncloa, en junio de 1998, ni el presunto programa nuclear iraquí disuadió a Aznar de flirtear con el ayatolá Jatamí.

José María Aznar y Mohamed Jatamí en 2002.
José María Aznar y Mohamed Jatamí en 2002.RICARDO GUTIÉRREZ

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