Líbano se moviliza contra Siria en el aniversario del asesinato de Hariri
Medio millón de personas recuerdan al ex primer ministro en Beirut
A las 12.55, justo un año después del magnicidio del ex primer ministro libanés Rafik Hariri y a escasos metros de su tumba en el centro de Beirut, medio millón de personas guardaron un minuto de silencio en memoria del líder asesinado. E inmediatamente comenzaron a corear "Siria fuera". Ante un mar de banderas libanesas, Saad Hariri y Walid Yumblat, primeros arietes del régimen de Bachar el Asad, arremetieron en sendos discursos contra el Gobierno de Damasco y contra el presidente libanés, Emile Lahud, afecto al Ejecutivo sirio.
"Bachar, el terrorista te trajo y el pueblo libanés te expulsará", clamó Yumblat. "Con vuestra presencia aquí frustraréis la conspiración contra Líbano y su libertad, independencia y dignidad", añadió en la plaza de los Mártires el heredero del político asesinado. "Te echamos de menos", "Te temían, por eso te mataron", rezaban grandes pancartas portadas por los manifestantes.
Desde el asesinato, en el que fallecieron otras 22 personas, los acontecimientos se han sucedido a velocidad de vértigo, aunque las reformas políticas prometidas por los dirigentes de las múltiples facciones confesionales, en un país que sufre una estructura política feudal, marchan a ritmo de tortuga. Una enorme manifestación de duelo durante el entierro del gobernante -dos días después del atentado con explosivos contra el convoy en el que viajaba Hariri por el centro de Beirut- inauguró la cadena de acontecimientos que arrancó con la dimisión del Gobierno prosirio de Omar Karame dos semanas después. Pero las constantes peticiones para que el presidente Lahud renuncie a su cargo han caído en saco roto.
No ocurrió así con la resolución de Naciones Unidas de septiembre de 2004, que exigía a Siria la retirada de los 15.000 soldados que aún mantenía desplegados en Líbano. El pasado 26 de abril, el último de los uniformados abandonaba suelo libanés, poniendo punto final a tres décadas de tutela de la dinastía Assad. EE UU y Francia han tomado el relevo en Líbano, país que de un modo u otro siempre ha sido un protectorado. Sin embargo, la desestabilización ha proseguido en forma de asesinatos de políticos y periodistas críticos con el régimen de El Assad.
En junio de 2005 perdieron la vida el periodista Samir Kassir y el ex secretario general del Partido Comunista Georges Hawi. En diciembre pasado corrió esa suerte el director del principal diario libanés, Yibran Tueni. Todos los dedos acusadores apuntan a los servicios secretos sirios. En Líbano cunde el miedo. Yumblat apenas se atreve a abandonar su feudo en las montañas del Chuf. Saad Hariri regresó el pasado día 12 desde París, donde reside desde hace un semestre.
En Beirut pocos dudan de que Damasco planeó y ejecutó el magnicidio. Idéntica opinión a la que sostiene el equipo de la ONU que investiga el crimen, cuyo primer jefe, el fiscal alemán Detlev Mehlis, fue sustituido en diciembre por el fiscal del Tribunal Penal Internacional Serge Brammertz. Cuatro generales libaneses ya han sido detenidos. Pero las indagaciones continúan y todavía no se ha publicado un informe con pruebas concluyentes. Tan sólo declaraciones, algunas tan significativas como la de Abdul Halim Jaddam, ex vicepresidente sirio que dimitió en junio de 2005. A su juicio, semejante crimen no pudo haberse cometido sin el consentimiento del presidente sirio, Bachar el Assad.
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