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POLÍTICA CIENTÍFICA | Instituciones internacionales

España quiere que avance su astronomía al entrar en el ESO

El ingreso de España como país miembro del Observatorio Europeo Austral (ESO, en sus siglas inglesas), concretado esta semana, permitirá a la astronomía española avanzar en el panorama mundial más allá del buen nivel ya alcanzado, según el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC). Si las publicaciones científicas españolas suponen un 3,02% del total mundial, "en el caso específico de la astrofísica, este porcentaje asciende al 5,79%", explica una nota de dicho departamento. La ministra María José San Segundo y la directora general del ESO, Catherine Cesarsky, firmaron el lunes pasado en Madrid la declaración conjunta de ingreso de España en esa organización europea. El ingreso que debe formalizarse, tras la aprobación debida por las Cortes, no más tarde del próximo 1 de julio.

La cuota de ingreso no afecta a la financiación de la investigación, aseguró la ministra

"Estamos en el G-8 de la astronomía y ahora podemos acceder a los mejores instrumentos y equipos del mundo para intentar mejorar más aún nuestra posición", comentó Carlos Alejaldre, director general de política científica. "Además, el ingreso en ESO es importante para que la astronomía española se integre en la astronomía europea, sobre todo, con vistas al futuro, en el desarrollo de supergrandes telescopios".

De momento, los astrónomos españoles podrán acceder en condiciones de igualdad con sus colegas europeos a los observatorios del ESO, para los que ahora sólo podían obtener horas, en condiciones restringidas, por la calidad excepcional de los proyectos científicos que presentaran.

El observatorio estrella del ESO es el conjunto VLT, cuyos primeros telescopios se inauguraron hace seis años en Cerro Paranal (Chile). La calidad y variedad de sus cámaras es única en el mundo, según los expertos. El VLT, con un coste de unos 600 millones de euros, está formado por los cuatro telescopios de 8,2 metros de diámetro, más otros cuatro móviles de 1,8 metros, conectados entre sí por túneles con sistemas de alta precisión de láser y fibra óptica. Esta infraestructura está creada para hacer observaciones sincronizando todos los telescopios, con la llamada técnica de interferometría, y obtener imágenes de una resolución espacial equivalente a la que proporcionaría un telescopio de 200 metros de diámetro.

"Ahora funcionan los cuatro telescopios grandes con nueve instrumentos y cámaras, y estamos preparando la segunda generación de equipos", explicó Cesarsky. Además, funcionan ya dos instrumentos de interferometría.

El impacto que el VLT está teniendo en la astronomía mundial es tal, explicó Xavier Barcons, astrónomo del Instituto de Física de Cantabria y gestor del Plan Nacional de Astronomía, que los rastreos del cielo que se hacen con observatorios en el espacio se orientan preferentemente al hemisferio Sur, o a la zona ecuatorial. Así se compaginan los datos con las observaciones desde el suelo realizadas con el VLT.

El ESO tiene, también en Chile las instalaciones de La Silla, pero no son tan especiales como las del Cerro Paranal y pueden compararse a otras, como las de Calar Alto (Almería) y del Roque de los Muchachos (Canarias), comentó Barcons.

El ESO tiene ahora en perspectiva la culminación del radiotelescopio Alma que construye -junto con EE UU, Japón y Taiwan- en Chañantor (Chile). España ya estaba en el consorcio de Alma como país independiente y su contribución se ha descontado de la cuota de ingreso en ESO, fijada en 66,39 millones de euros.

San Segundo puntualizó el lunes pasado que dicha cuota (el 25% de la cual será satisfecha con contribuciones de la astronomía española al organismo internacional) se paga con los fondos especificados para infraestructuras en los presupuestos de este año, garantizando que no afectará de ningún modo a la financiación de proyectos de investigación o de recursos humanos. La cuota anual de España al ESO como país miembro se fija en relación con su PIB y ascenderá a unos 10 millones de euros

El presupuesto anual del ESO es de unos 120 millones de euros, dijo Cesarsky. Tras la entrada de España en la organización son doce los países miembros, comentó, y otros dos "están en el umbral: la República Checa y Austria". Más adelante, indicó la directora general, podría plantearse la negociación con Rusia.

La entrada de España en el ESO, 44 años después de su fundación, ha exigido casi dos años de negociación que han llevado, por parte española, los representantes del MEC y un equipos de astrónomos. Pero el proceso ha merecido críticas desde la comunidad científica del área por la falta de transparencia.

La última comunicación de la Sociedad Española de Astronomía (SEA) a los miembros de la misma acerca de las perspectivas de la entrada de España en el ESO se remonta a abril del año pasado. José Miguel Rodríguez Espinosa (Instituto de Astrofísica de Canarias), presidente de la SEA y, como tal, miembro de la comisión negociadora, reconoce que el curso de la negociación "no ha sido transparente", remitiendo al MEC la responsabilidad por la falta de información: "Nos decían que la negociación era confidencial", señaló.

María Jesús San Segundo (izquierda) y Catherine Cesarsky, tras la firma del acuerdo.
María Jesús San Segundo (izquierda) y Catherine Cesarsky, tras la firma del acuerdo.LUIS MAGÁN

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