El pulso de la fertilidad
La administración de la hormona GnRH pulsátil evita efectos secundarios
Miguel (nombre ficticio) tiene 38 años, una voz adulta y un aspecto físico acorde con su edad. Pero no siempre ha sido así. Hasta hace muy poco, Miguel seguía pareciendo un adolescente debido al síndrome de Kallmann, un trastorno genético que afecta a uno de cada 10.000 hombres y a una de cada 70.000 mujeres y que impide la producción de las hormonas reproductivas sexuales.
Miguel lo intentó todo. Viajó a Houston, siguió tratamientos de testosterona y otros mediante inyecciones para conseguir producir espermatozoides sanos que pudieran darle un hijo. No lo logró. "Los tratratamientos tradicionales sólo conseguían modificar mi aspecto exterior pero no afectaban a la reproducción", cuenta.
Tras pasar por varios médicos, Miguel dio con el Centro Gallego de Reproducción Zygos, una clínica privada situada en Santiago de Compostela que, además de aplicar los tratamientos de fertilidad habituales, es pionera en la utilización de la hormonal de la GnRH pulsátil (gonadorelina), la hormona responsable de la reproducción.
"Otros métodos", explica la doctora María Graña, directora del centro, "funcionan bien, pero pueden llegar a causar efectos secundarios como el desarrollo de mamas en los hombres, y en el caso de las mujeres, a veces se produce una estimulación ovárica excesiva que puede dar lugar a embarazos múltiples". El éxito de este tratamiento consiste precisamente en la ausencia de efectos secundarios, aunque muchos especialistas han dejado de utilizarlo porque su aplicación les resulta más dificultosa, según las fuentes consultadas.
La pulsatilidad hormonal de la GnRH es un tratamiento que administra de forma externa esta hormona cuando el organismo es incapaz de producirla naturalmente. Esta hormona se produce de forma natural en el hipotálamo y es la que estimula la hipófisis y pone en funcionamiento el eje reproductor mediante la estimulación de otras dos hormonas, la FSH y la LH, causantes del desarrollo y maduración de óvulos y espermatozoides.
"El tratamiento se llama así, administración pulsátil, porque se suministra mediante una bomba de infusión portátil, que libera la hormona GnRH en forma de pulsos, es decir con un intervalo de tiempo", explica Graña. Esa bomba de infusión es un pequeño aparato del tamaño de una cajetilla de tabaco que se coloca en la cintura del paciente y mediante un catéter muy fino de forma subcutánea se administra la medicación.
"Lo bueno de este tratamiento, en comparación con otros, es que es el propio organismo el que regula la cantidad de hormonas FSH y LH que se necesitan para estimular testículos y ovarios". La alternativa a este método es la administración directa de estas hormonas, pero en estos tratamientos se administra una cantidad fija de hormona, por lo que no ofrecen la
ventaja de que sea el propio organismo el que regule su absorción en función de las necesidades.
Las ventajas de la administración pulsátil de la GnRH no sólo benefician a los pacientes masculinos. En el caso de las mujeres, el tratamiento permite la maduración de un solo óvulo y evitar así los embarazos múltiples por la fecundación de más de un óvulo.
Miguel probó el tratamiento. "Al principio me daba un poco de reparo porque llevas el cinturón puesto todo el día, pero me acostumbré". En unas semanas las concentraciones de hormonas empezaron a subir y al cabo de unos ocho meses comenzó a producir espermatozoides. "Los fuimos congelando. Hicimos una fecundación in vitro y ya está. Mi mujer está de ocho meses. El mes que viene tendremos una niña. Es lo más grande que me ha pasado en la vida", explica.
La doctora María Graña, profesora titular de Obstetricia y Ginecología en la Universidad de Santiago, abrió el centro Zygos hace cinco años. "Además de facilitar los tratamientos de reproducción asistida, dedicamos una gran parte de nuestra actividad a la docencia y a la investigación. Tenemos un máster en reproducción a través de la Universidad de Santiago y los alumnos realizan sus prácticas en los laboratorios de Zygos. En el ámbito de la investigación, en colaboración con la Universidad de Vigo hemos desarrollado un microinfusor para administrar cualquier tipo de hormonas y otras sustancias farmacológicas. Ahora está en proceso de obtener la patente", señala Graña.
El centro se ocupa de promover la donación de óvulos y practica el diagnóstico preimplantacional para determinar, antes de transferirlo al útero, si un embrión está afectado por una enfermedad hereditaria.
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