Claudia Sheinbaum recuerda a Trump que la unión de América del Norte es la única opción para frenar el empuje asiático
En su discurso por los 100 días de Gobierno, la presidenta ha agradecido al republicano su disposición para firmar el TMEC y ha recordado el caudal económico que aportan los migrantes en Estados Unidos
Mensaje directo de Claudia Sheinbaum a Donald Trump: “La relación entre México y Estados Unidos será buena, estoy convencida, de respeto y de diálogo”, ha dicho en el discurso por los 100 primeros días de Gobierno en la plaza del Zócalo, repleta de seguidores morenistas. Al final del mitin, la presidenta mexicana ha dedicado unas palabras al asunto que ocupa buena parte de la política en estos días, la llegada del republicano a la Casa Blanca y las amenazas que ha lanzado sobre México, como la deportación masiva de migrantes y la imposición de aranceles, entre otras. Sheinbaum ha agradecido “el respeto y la colaboración” que mostró Trump en su primer mandato con el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio actual, el TMEC, “que tanto ha beneficiado a las tres naciones con la creación de empleo”. Sheinbaum ha recordado que es “la única opción para enfrentar con éxito el avance comercial y económico de los países asiáticos”. El grueso de su discurso, sin embargo, ha sido en clave doméstica y volcado hacia los fieles al partido.
México juega la carta económica para enfrentar las relaciones con Trump, que tomará posesión como presidente el próximo 20 de enero. Así como ha recordado que la unión de los países de América del Norte es crucial para frenar la fortaleza económica de China, Sheinbaum ha insistido en la contribución económica de los migrantes a las arcas de Estados Unidos: “Envían a sus familias en México 65.000 millones de dólares, pero contribuyen más con Estados Unidos, porque esa cantidad solo es el 20% de lo que dejan allá en consumo, ahorro e impuestos”. Aunque la presidenta ha dejado estos asuntos para el final, han sido los mensajes de mayor calado político, ante las inciertas relaciones que se esperan con el vecino del norte. Sheinbaum ha tirado de nacionalismo para contrarrestar el papel de debilidad que representa México respecto al gigante estadounidense: “Siempre tendremos la frente en alto. México es un país libre, independiente y soberano. Nos coordinamos, colaboramos, pero nunca nos subordinamos”, ha dicho.
El resto del discurso, es decir, el 90% lo ha dedicado al ámbito doméstico, con especial hincapié en las ayudas sociales que disfrutan “30 millones de familias”. Las pensiones del bienestar para mujeres, las nuevas becas para 5,6 millones de alumnos de secundaria, el incipiente programa de salud casa por casa para mayores y personas con discapacidad, el plan de vivienda nueva (125.000 en 2025 y un millón en todo el sexenio), las farmacias del bienestar para conseguir medicamentos gratuitos, en definitiva, los apoyo sociales que, a decir de las encuestas y los análisis políticos, han proporcionado la enorme victoria que Sheinbaum logró en las urnas el 2 de junio. “México está cambiado para bien, son tiempos excepcionales, únicos, extraordinarios”, ha dicho la presidenta. Y ha mencionado los 835.000 millones presupuestados para políticas de bienestar en 2025.
Al optimismo por el futuro inmediato sumó la presidenta su promesa de convertir México en “una potencia científica”, con aviones no tripulados, extracción de litio, fábrica de software e inteligencia artificial y desarrollos científicos propios, como el coche eléctrico Olinia, que estos días se está diseñando. En la “austeridad republicana” fía la presidenta la oportunidad de obtener recursos, porque la posibilidad de emprender una reforma fiscal que se le ha venido reclamando para afrontar las ayudas comprometidas ni se menciona ni se la espera. En esa austeridad enmarcó la promesa de que “los altos funcionarios no tendrán un aumento salarial en todo el sexenio”.
“La estrategia de seguridad va a funcionar”
Brevemente y hacia el final del discurso, la presidenta se ha referido a la estrategia de seguridad, el capítulo más destacado en estos 100 días de gobierno, porque muestra las mayores diferencias con su antecesor en el cargo. Apenas ha recordado los cuatro ejes que articulan esta política: atención a las causas, fortalecimiento de la Guardia Nacional, apoyo en la inteligencia y la investigación y coordinación con todos los niveles de Gobierno. Sheinbaum no ha mencionado algunas de las operaciones que se han llevado a cabo en este periodo de tiempo, como las redadas contra políticos y policías coludidos con el crimen en el Estado de México y en Chiapas, las detenciones de narcotraficantes o el decomiso de toneladas de drogas. Pero sí ha hecho hincapié en la reducción de un 16% en los homicidios dolosos, desde septiembre a diciembre. Se ha cuidado de mencionar explícitamente el esfuerzo de la anterior Administración en esta materia: “Es una tendencia que ya venía del anterior gobierno de López Obrador”. La plaza estaba llena de morenistas y la lucha contra el crimen es un asunto espinoso de comparación entre ambos mandatarios. “La estrategia de seguridad va a funcionar”, ha asegurado la presidenta.
Rodeada por su gabinete de gobierno al completo y con una plaza abarrotada y entregada, Sheinbaum ha desplegado un discurso muy de partido que en el primer minuto tuvo su primera parada en la estación López Obrador: para la transformación de México, ha dicho la presidenta, “la base, los cimientos, los puso el mejor presidente de México, Andrés Manuel López Obrador”. Y de inmediato recordó el mantra morenista del “humanismo mexicano” y el lema de gobierno: “Por el bien de todos, primero los pobres”. Sheinbaum lucía un vestido de color guinda y como es costumbre, tuvo varias intervenciones destinadas a las mujeres, como la consagración de algunos de sus derechos en la Constitución o el recuerdo de las ayudas sociales, el plan de cuidados que inicia para las maquiladoras o el apoyo a las artesanas. La expresión “pueblo de México” no se cayó de su boca en ningún momento, para referirse a la gestión de la petrolera estatal o de la comisión de electricidad, a los trenes de pasajeros del “pueblo de México” o a la honestidad, el trabajo y la valentía del “pueblo de México”.
Entre las valentías de la presidenta cabe citar la inclusión de Mexicana de Aviación entre los logros y compromisos de los primeros 100 días de Gobierno, justo cuando la aerolínea estatal ha perdido ocho de sus 17 rutas y buena parte de los aviones tan solo un año después de que López Obrador se empeñara en ese proyecto. “Han viajado más de 400.000 pasajeros y llegarán nuevos aviones”, ha prometido. Pero el objetivo eran tres millones para 2027. En el mismo capítulo ha metido “el éxito” del Tren Maya, con 400.000 pasajeros y hoteles al 60%. A un año también de su inauguración, las noticias han venido contando la escasa afluencia de usuarios para el proyecto emblemático de López Obrador.
Poco dada la presidenta a hacer escarnio de sus opositores, mucho menos a mencionarlos con nombres y apellidos, en esta ocasión, sin embargo, ha tenido un tirón de orejas especial para Ernesto Zedillo, que el viernes se despachó diciendo que “México ha perdido la categoría de país democrático”. La presidenta ha recordado el nombramiento de jueces que hizo el presidente Zedillo en su mandato: “Eso sí era autoritarismo, nosotros somos demócratas”. El priista se quejaba en sus declaraciones de “la autocracia del partido dominante”: se refería a Morena, no al PRI.
Lo de Zedillo fue solo un breve apunte. El problema es Estados Unidos con su nuevo presidente y Sheinbaum lo sabe, como todo su equipo, preparados ya para las primeras embestidas de Trump. “Nuestra propuesta”, ha dicho la presidenta, como si hablara con el republicano, “es buscar la integración [económica] de todo el continente americano, convirtiéndolo en la región más poderosa y próspera, pero con respeto a la soberanía de cada pueblo”. Las negociaciones ya han empezado, aunque sean a distancia y desde tribunas públicas.
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