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José Ángel Martos relata la extraordinaria vida del primer emperador chino

Jacinto Antón

La personalidad de Qin Shihuang (259-210 antes de Cristo), conocido como el primer emperador, ha quedado algo a la sombra de su extraordinario ejército funerario de terracota: los 7.000 célebres guerreros de Xian. Es lógico vista la marcial multitud, pero es una pena porque la vida del hombre que unificó China en el siglo III antes de Cristo, hizo grande la Gran Muralla y buscó desesperadamente el elixir de la inmortalidad no sólo es de una gran relevancia histórica, sino que resulta apasionante y está entretejida de drama, desmesura y violencia. Incluso presenta elementos dignos de un culebrón.

José Ángel Martos (Barcelona, 1967), jefe de redacción de la revista de historia Clío, acaba de publicar una biografía del personaje, El primer emperador (Aguilar), que traza de manera muy amena y esclarecedora la carrera y la personalidad de Qin Shihuang, incluidos los detalles escabrosos.

Hijo de una concubina casquivana, el joven Zheng, que es como se llamaba antes de su apoteosis imperial nuestro hombre, hubo de afrontar dudas -justificadas- sobre su filiación, soportar un cautiverio, aguantar la regencia de un mercader que se acostaba con su madre y enfrentarse a otro favorito de ésta, célebre por el desmesurado tamaño de su órgano sexual, y que respondía al descriptivo nombre de Lao Ai, Lujurioso Delito. De mayor guerreó a diestro y siniestro, decapitó a mansalva, destronó reyes y se granjeó fama de cruel y sanguinario. Su nueva dinastía, los Qin, se extinguió prácticamente con él.

El sexo del ministro

"El de Lao Ai está considerado el pene más famoso de la historia de China", dice Martos. "La reina se obsesionó y consiguió tener al individuo a su lado simulando una castración y camuflándolo como eunuco. Lo elevó al rango de marqués y le entregó un feudo". Al hacerse con el poder, el primer emperador hizo decapitar al itifálico amante de su madre y despiezarlo (!) pasándole por encima carros de batalla.

"Empecé a interesarme por el primer emperador al hacer una investigación para la revista", explica Martos. "Me sorprendió descubrir que está en el epicentro de muchos acontecimientos y realizaciones de los que derivan la China que conocemos hoy". El autor recuerda que Qin Shihuang unificó China tras más de 200 años de guerras civiles, ordenó levantar la Gran Muralla -a partir de tramos preexistentes-, unificó la escritura y legó a la posteridad su tumba, descubierta en 1974, que constituye el mayor espectáculo arqueológico de los últimos tiempos. En su libro, Martos compara el reino de Qin, desde el que Qin Shihuang conquistó y unificó China, con Macedonia, y al propio emperador con Alejandro Magno.

Martos relativiza la fama de cruel del primer emperador, al que se achaca la quema de libros y la ejecución de intelectuales, y recuerda que los Han hicieron propaganda en su contra.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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