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Rusia promete invertir más para garantizar el gas a Europa

Concluye la reunión del G-8 en Moscú

El ministro de Finanzas de Rusia, Alexei Kudrin, aseguró ayer, al concluir la reunión ministerial del G-8 (EE UU, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Rusia), que las inversiones previstas por su país en los depósitos de gas situados en el mar de Barents, en el océano Ártico, al norte de Europa y Rusia, y la construcción de un gasoducto a través del mar Báltico, van a ofrecer seguridad a medio plazo -a partir de 2010-a sus suministros de energía a Europa. La presión europea se ha extendido también a la suavización del monopolio exportador energético de la empresa rusa Gazprom, una posibilidad que el presidente Vladimir Putin no descarta.

"Necesitamos desarrollar una estrategia civilizada que asegure de manera solvente al mundo una energía a precios razonables y con un mínimo daño para el medio ambiente", dijo Putin a los ministros de Finanzas en un almuerzo ofrecido ayer en el Kremlin. Acto seguido, el comunicado que resume las conclusiones de la reunión de los ministros de Finanzas del G-8, señalaba: "Hemos revisado las perspectivas energéticas globales y nos congratulamos por la decisión de abordar de manera central la seguridad energética durante la próxima cumbre anual del G-8 en San Petersburgo".

Con todo, el comunicado no refleja, según señaló una fuente a este periódico, ni una débil sombra de lo que fueron las reuniones bilaterales entre el ministro de Finanzas ruso y sus colegas. En especial, Thierry Breton, y Giulio Tremonti, ministros de Francia e Italia, respectivamente, han presionado con fuerza a las autoridades rusas por el corte del suministro de gas que sufrieron varios países europeos (Hungría, Austria e Italia) a finales de año y a primeros de enero, durante el conflicto de precios que enfrentó a Rusia con Ucrania, Georgia y República Moldova.

Contactos bilaterales

Kudrin explicó que, en sus contactos, varios países se habían planteado la necesidad de que Rusia asegure los suministros de energía a Europa. "Hemos hablado indirectamente de los problemas que tuvimos con Ucrania al abordar el tema de los suministros a Europa en el medio plazo", dijo. Una de las claves será, señaló, la conversión del gas en líquido (liquidificación ) para ser transportado por vía marítima o terrestre.

Kudrin explicó que las inversiones en curso en los yacimientos del mar de Barents empezarán a dar sus frutos en 2010. Tres compañías internacionales han sido invitadas al concurso: Conoco-Phillips, Exxon y Total. Está previsto, además, construir un gasoducto de 2.500 kilómetros por debajo del mar Báltico, cuya propiedad será compartida al 50% por Rusia y Alemania, aunque la distribución quedará en manos de Gazprom, el monopolio estatal ruso.

La ofensiva sobre la necesidad de que Rusia garantice los fue una presión en toda regla. El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, explicó en la reunión que los elevados precios del petróleo, entre 60 y 70 dólares por barril, reflejan problemas de suministro, aparte de la fuerte demanda mundial provocada por el crecimiento económico vigoroso de países como China e India.

Kudrin reflejó esta presión incluso en lo que se refiere a las Exportaciones de EEUU y la Unión Europea para que el gobierno ruso suavice el monopolio exportador de la empresa Gazprom mediante una fórmula por la cual las empresas extranjeras puedan usar del gasoducto exportador. "En el futuro, el acceso al gasoducto exportador ofrecerá la igualdad de oportunidades a las empresas locales y a las extranjeras. No estoy preparado para decir cuando ocurrirá", señaló Kudrin.

Por otra parte, Rusia tampoco ha podido cumplir un viejo anhelo. Aunque preside este año el G-8, no es miembro de pleno derecho del club de los países más ricos. Bajo esta presidencia, la primera desde que inició sus relaciones con el entonces G-7, Rusia pretendía incorporarse plenamente, pero no podrá ser. Otra pretensión rusa también ha quedado postergada: su ingreso a la Organización Mundial del Comercio.

Vladímir Putin (derecha) estrecha la mano del ministro de Finanzas austriaco, en presencia de Rato (entre ellos).
Vladímir Putin (derecha) estrecha la mano del ministro de Finanzas austriaco, en presencia de Rato (entre ellos).AP

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