Adaptada, pero a medias
Transportes de Barcelona pedirá a la Generalitat que reforme la estación del funicular de Montjuïc
A veces las cosas se hacen a medias. Un ejemplo es la adaptación parcial de las dos estaciones del funicular de Montjuïc, gestionadas por Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). Mientras que la estación de la avenida del Paral.lel está adaptada por completo con ascensor y rampas paraacceder a los convoyes, no ocurre lo mismo en el final del trayecto del funicular. Al llegar a Montjuïc, la adaptación es parcial y sólo para las personas con disminución que van en sillas de ruedas: un tramo de rampa seguido de un elevador. Las personas que sufren otras discapacidades físicas pero que no van en sillas, los cochecitos de los niños y los usuarios que van en bicicleta no tienen otra alternativa que subir a pie un empinado tramo de 20 escaleras para llegar a la calle. Eso si optan por la salida de la derecha, porque por la izquierda hay más.
La adaptación es sólo para las personas que van en silla de ruedas. El resto no tiene otro remedio que subir a pie las escaleras
"La verdad es que hay quejas los fines de semana, cuando hay familias con niños que se desplazan a la montaña con el funicular", reconocen los empleados de las taquillas de TMB. Sobre todo porque cuando se accede a un transporte público en una estación adaptada se espera que la salida esté igual. Y todavía más en el caso del funicular, que sólo tiene dos estaciones.
La mejora de la estación de Montjuïc no está prevista en el actual plan de adaptación de las estaciones de metro y Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) para personas de movilidad reducida. No lo está porque no se ha planteado nunca. Transportes Metropolitanos precisó a preguntas de este diario que ahora se pedirá esa intervención al Departamento de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat (PTOP): "Suponemos que se incluirá cuando terminen de adaptar toda la red". Algo que puede ir para largo.
El plan de adaptación fue decidido por el Parlamento catalán y, en principio, a finales de este año deberían estar equipadas con ascensor las 127 estaciones de metro que tiene Barcelona. "Actualmente hay terminadas aproximadamente entre el 30% y el 40% de la red, y el resto está en obras o en proyecto", precisaron fuentes de ese departamento de la Generalitat, que ignoraban en qué situación se encuentra el funicular de Montjuïc: "Es de suponer que se incluirá para acabar toda la red".
El funicular de Montjuïc no se incorporó inicialmente a la integración tarifaria y sus usuarios tuvieron que volver a pagar en taquilla hasta mayo de 2002. La media de viajeros es de 1.000 o 1.100 al día, pero con variaciones muy importantes dependiendo de la época del año, informa Transportes Metropolitanos. En primavera y verano lo utilizan más personas, especialmente turistas que optan por ese transporte para acceder a la montaña. Los fines de semana suele tener más uso que en días laborables.
"Si pusieran más facilidades y hubiera ascensor, seguro que muchos ciclistas urbanos de fin de semana optarían por dar un paseo por Montjuïc. Porque las rampas del trazado de la montaña disuaden a los que no están en tan buena forma o no tienen tanta práctica", sostiene Diana González, portavoz de la asociación Bicicleta Club de Cataluña (BACC). Esta entidad es muy crítica con la empresa Transportes Metropolitanos por no poner más facilidades al acceso de la bicicleta en la red del metro: "No se puede comparar la voluntad de TMB con la de FGC. Los responsables de los ferrocarriles han decidido colocar aparcamientos para bicicletas en todas las estaciones y Transportes Metropolitanos, no. Ni siquiera los nuevos convoyes del metro tienen reserva de espacio para las bicicletas", añade.
El BACC se queja de la falta de visión de los responsables del metro por no entender que la bicicleta podría ser complementaria del uso del metro.
De excursión a la montaña
El funicular de Montjuïc, como el del Tibidabo, tuvo un uso de fin de semana durante décadas. Era la forma de llegar a la montaña y pasar un día de asueto con vistas a la ciudad. La idea de construir el funicular de Montjuïc se gestó en la estela de euforia previa a la celebración de la Exposición Internacional de 1929. Fue iniciativa del promotor Elias Rogent, quien obtuvo el permiso del Ministerio de Fomento en 1923. Cuatro años más tarde se creó la sociedad Funicular de Montjuïc e inmediatamente empezaron las obras. Se inauguró en 1928 con dos tramos: desde Paral.lel hasta Miramar y de Miramar al castillo de Montjuïc. Durante la celebración de la Exposición tuvo unos niveles de ocupación muy elevados, que se mantuvieron altos hasta la Guerra Civil.
Después, el funicular se convirtió en el medio de transporte para un sector de los barraquistas de la montaña. Precisamente, la erradicación de las barracas comportó un descenso importante en el número de usuarios del funicular, que, además, sufrió varias averías. La empresa entró en crisis y el funicular fue asumido por Metro de Barcelona, que realizó un cambio de los convoyes y de la estación del Paral.lel cuando se amplió la línea 3. Años más tarde, en 1981, la empresa Metro aconsejó el cierre por falta de rendimiento y seguridad en los dos tramos que tenía el funicular. Finalmente se cerró el superior -desde Miramar hasta el castillo de Montjuïc- y el inferior se sometió a otra reforma y volvió a funcionar en 1984.
Las instalaciones y los convoyes acusaban el paso del tiempo y ante la inminencia de los Juegos Olímpicos de 1992, el Ayuntamiento decidió llevar a cabo una transformación de las instalaciones y de los convoyes. Fue en esa época cuando la estación de Paral.lel se adaptó por completo, pero no así la superior, en la que se colocaron las rampas que han llegado hasta hoy, y que ahora toca mejorar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
