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Reportaje:

Acueductos bajo tierra

Las últimas investigaciones sobre estos túneles antiguos revelan más de 13 kilómetros desde Alcalá de Guadaíra hasta Sevilla

Alcalá de Guadaíra está hueca. Bajo sus calzadas discurre un entramado de galerías subterráneas que datan de la época romana y que se utilizaban para transportar el agua desde este municipio hasta la ciudad de Sevilla a través de los llamados Caños de Carmona. Los alcalareños sabían de su existencia ya que estas cavidades tuvieron aquel mismo uso hasta los años 80, pero no tenían conciencia de su longitud. En 2001 el Ayuntamiento decidió poner en marcha un proyecto de recuperación de estos túneles.

La Sociedad de Espeleología GEOS comenzó entonces los trabajos de exploración del acueducto subterráneo y descubrió que, además de los romanos, el entramado de túneles tuvo otros usuarios. Los árabes, como confirma la crónica de 1172 de Ibn Sahid Al-Sala, llevaron a cabo la rehabilitación de "una canalización antigua que llevaba el agua desde Alcalá de Guadaíra hasta Sevilla". En la Edad Media los habitantes utilizaron las galerías para abastecer sus casas de agua, posible razón por las que el trazado de la ciudad se adecua en parte al recorrido de los conductos. Durante los siglos XVII y XVIII se utilizó una de las cavidades para hacer un molino subterráneo, uno de los pocos existentes en Europa. A finales del siglo XIX la empresa inglesa The Seville Water Works Company también aprovechó las galerías e, incluso, añadió tramos.

Hasta los años 80 Emasesa realizó labores de mantenimiento y uso puntual de los túneles

Hasta los años 80 la empresa de gestión acuífera Emasesa realizó labores de mantenimiento de los túneles de los que hizo uso de forma puntual. "Podemos decir que gracias al trabajo de esta empresa encontramos hace unos años las galerías en un estado de conservación excelente", explica agradecido Genaro Álvarez, presidente de la Sociedad de Espeleología GEOS.

En un principio, los responsables del proyecto pensaron que se trataba de una única conducción de agua desde la Antigua Ermita de Santa Lucía hasta Sevilla pero, poco después, descubrieron que hay toda una red con, al menos, ocho nacimientos de agua natural: Santa Lucía, la antigua Harinera, el Molino de la Mina, el Lavandero (cercano al Adufe), la iglesia de San Sebastián, la urbanización Los Misioneros y las fuentes Chica y Alta (en la zona norte de la ciudad). "Había muchas creencias sobre el recorrido de los corredores. Muchos pensaban que ascendían hasta el castillo. Pero en la época antigua no había motores, y sería difícil hacer subir el agua. De momento, no hemos hallado indicios de esto. Desde el comienzo tuvimos que bajar del mundo de la leyenda al mundo real", explica Álvarez.

GEOS ha realizado una cartografía exhaustiva de dos de los 13 kilómetros perforados que se han hallado en el municipio de Alcalá y, al menos, se conoce el trazado de ocho. "La zona mejor conservada, en la que no hemos encontrado obstáculos, recorre 2.000 metros a las afueras del núcleo urbano, en la ladera que mira al castillo", apunta Álvarez, quien asegura que éste es uno de los acueductos subterráneos encontrados "con los recorridos más largos".

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Los mayores impedimentos los han encontrado en la zona céntrica, donde muchos tramos se encuentran inundados. "Queremos sacar el agua para poder realizar las exploraciones". Para ello, deberán utilizar los huecos que hay a 14 metros en la superficie, llamados lumbreras pues, desde abajo, la extracción sería muy peligrosa.

Estos arqueólogos, que trabajan sin ánimo de lucro gracias a la subvención de 5.000 euros que les pasa anualmente el Ayuntamiento, tienen que recorrer muchos de los tramos a gatas o con trajes de neopreno, debido a la estrechez y a las grandes cantidades de agua que se concentran en algunas partes de las cavidades. "Las paredes tienen 90 centímetros de ancho. Sólo en algunos puntos superan los tres metros de altura", continúa Genaro Álvarez.

La zona más accesible es la del Molino de la Mina. Una vez al año el Consistorio organiza una jornada de puertas abiertas para que la población conozca el patrimonio con el que cuenta su ciudad. "El año pasado pasaron por la Mina más de 160 personas", afirma el espeleólogo.

Gracias a la cartografía que su equipo realizó, ahora saben que en el Molino había dos niveles de agua, uno que subía en invierno y otro que bajaba en verano. "En la pared encontramos dos hileras de lucernas, es decir, huecos para puntos de luz, en cada una de las dos alturas". Otros descubrimientos, como la existencia de decápodos en el agua, muestran que el líquido que corre por los túneles "no está muy contaminado".

El Consistorio alcalareño ha solicitado ante la Consejería de Cultura que el acueducto sea considerado Bien de Interés Cultural, e incluso, que se reconozca como elemento de importancia natural, por tratarse de estructuras escavadas en la roca. Además, la Delegación de Patrimonio del Ayuntamiento ha intervenido en la gestión urbanística para evitar que ésta afecte a las galerías. "Hemos realizado modificaciones sobre la marcha para impedir que se construya sobre los túneles. Por ejemplo, hace dos años conseguimos modificar el trazado de un puente", explica Laura Ballesteros, delegada del Patrimonio. La Delegación trabaja ahora en el estudio de las futuras obras del metro, para proteger el trazado subterráneo.

El caso de Alcalá, aunque es uno de los más extensos, no es el único de la provincia. GEOS trabaja también este año en Osuna, donde ya ha encontrado 250 metros de un acueducto subterráneo similar.

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