Los vecinos de Desengaño temen el traslado de las meretrices
Casi a la vez que los comerciantes de la Gran Vía empiezan a bajar las persianas de cierre, decenas de prostitutas africanas van apoyándose en los escaparates recién tapados. Las mujeres y sus chulos, que pasean vestidos de punta en blanco con ropa de lujo, sólo están en la acera de los pares, justo en la parte de la Gran Vía que tapa a las calles de Luna, Ballesta, Valverde, Desengaño y Tudescos. En esta trastienda también hay prostitutas: nigerianas, mujeres españolas y travestis.
"Barren Chueca, barren Preciados, barren Montera y toda la mierda nos la mandan a nosotros". Los vecinos del entorno de detrás de la Gran Vía se han asociado en la Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad para protestar por la degradación que sufre la zona. Esta parte del distrito de Centro recuerda al ambiente que había en el barrio de Chueca hace 15 años: venta de droga, prostitución, basura, gente durmiendo en las esquinas...
"Aquí, antes había el número de colgados lógico que le toca a cada barrio. Pero ahora es inaguantable", se queja un residente. Según Isabel Rodríguez, presidenta de la asociación de vecinos, la solución pasa por políticas de recuperación integral en la zona que incluyan "limpieza, seguridad, limitadores de velocidad y que gasten dinero en integración social". La asociación vecinal asegura que está "harta" de llamar a la policía para denunciar lo que ocurre en sus calles. "Yo me dedico a tirar a los que están en mi portal globos de agua desde mi piso", cuenta, bastante enfadado, un vecino.
'Camellos'
En la plaza de Santa María de Soledad Torres Acosta, donde hasta el verano pasado funcionaban los cines Luna, a las ocho de la tarde hay un trasiego de gente esperando a los camellos que venden droga. Hacen el reparto y se van; en un comercio chino cercano venden trozos de papel de aluminio por 10 céntimos.
A las tres de la tarde, el ambiente en la plaza no mejora. Un grupo de latinoamericanos cuarentones hacen botellón en un parque con columpios sin niños. Un par de jubilados reconoce que pasa la tarde "viendo a las chicas" y las esquinas están llenas de hombres y mujeres pinchándose o durmiendo. "Aquí hay camellos y borrachos las 24 horas del día. Las mafias están controlando la zona", se quejan los residentes.
Los vecinos temen que con el cierre al tráfico de Montera las mujeres se cambien de acera. Lo mismo opina Rocío Nieto, presidenta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituta (Apramp). Ella considera que la peatonalización de Montera tendrá como consecuencia "el traslado de las mujeres". "Si así pretenden sacarlas de la calle, lo llevan claro. Lo que harán las mujeres será cambiarse de zona. Ésa no es la solución, sino que habrá que ayudarlas a salir de la explotación a la que están sometidas", concluye Nieto.
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