Una mirada a la propia diversidad
María Corral ha seleccionado a 16 artistas españoles en un programa especial de la feria
España también es, en cierta manera, país invitado en esta edición de Arco. Por iniciativa de Rosina Gómez-Baeza, que lo ha planteado como despedida y como tributo al arte español, la feria le ha dedicado un espacio específico a través de un programa comisariado, a cargo de María Corral, que se presenta en un espacio protegido, plegado sobre sí mismo para evitar interferencias con el resto de la oferta galerística, en el pabellón 7, a pocos metros del espacio reservado a Austria como país invitado.
"He seleccionado a artistas que aunque son jóvenes tienen ya una trayectoria interesante a sus espaldas", comenta María Corral, que advierte de que no se trata de una exposición temática, ya que el contexto es una feria, por lo que cada artista se presenta en un espacio aparte que se corresponde con el de la galería que le representa. "He procurado que se refleje la gran diversidad de opciones del arte español y los distintos medios en los que se está trabajando", añade Corral.
Y los hay, efectivamente, de muy distintos. Una de las más sorprendentes es la propuesta de Ester Partegás, que ha dejado todo el espacio vacío. La obra casi se corresponde con el título, ya que consiste en un gran post-it de acero con la leyenda "las cosas más importantes no son cosas". Toda una declaración de principios. En un espacio vecino otro artista también utiliza medios poco usuales, en este caso fotocopias, aunque en una obra más elaborada a escala gráfica. Se trata de la instalación de Francesc Ruiz The funhouse, y consiste en una serie de fotocopias que reproducen un cómic, con contrastes muy marcados de blanco y negro, casi a lo manga, que juega con el espacio como si los dibujos se reflejaran unos a otros como espejos deformantes. "Hago cómic, pero en el campo expandido del arte", indica Ruiz.
Todo es posible, también la escritura. A los libros se refiere, por ejemplo, la instalación de Alicia Martín -una grieta en el suelo que deja ver una acumulación de volúmenes-, y en cierta manera también la de Simón Zabell, que en su obra El año de algo, capítulo II ha forrado el espacio con folios de un texto que ha escrito él mismo de forma que los vacíos en la pared dibujan algunos de los elementos descritos en el texto.
Como no podía ser menos, el vídeo es uno de los medios presentes. Destaca por su hipnótica complejidad la instalación de Mabel Palacín La distancia correcta, en la que mediante dos pantallas y la combinación de imágenes rodadas con un actor y cortes de distintas películas clásicas plantea una interesante reflexión sobre la percepción. "Me interesa plantear hasta qué punto podemos mantener distancia con las imágenes", indica la artista.
Más en la estética del vídeo musical se situaría el vídeo del colectivo El Perro, en el que dos chicos recorren en monopatín la vieja cárcel, hoy ya abandonada y en desuso, de Carabanchel. Se titula Democracia, como el monopatín por el que saltan y patinan por las galerías carcelarias. Más en la línea poética y reflexiva sobre el arte y la pintura es el vídeo de Jaume Pitarch, en el que el artista barre una gran nave industrial levantando tal cantidad de polvo que desaparece casi la visión del espacio. El vídeo muestra lentamente cómo el polvo vuelve a depositarse en el suelo, aclarando de nuevo la vista. En una línea también lírica podría situarse el vídeo de Sergio Prego, que juega con explosiones de humo de colores que redefinen el espacio.
Vicente Blanco combina dibujo y vídeo de creación en una narración centrada en espacios urbanos, como hace también en sus fotografías y vídeos Sergio Belinchón. Por la instalación han optado Manu Muniategiandikoetxea y Jacobo Castellano, mientras que Daniel Verbis se centra en una pintura expandida en todas las paredes del espacio. Pierre Gonnord, en cambio, opta por la fotografía, con retratos expresivos de personas anónimas con un largo pasado a sus espaldas.
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