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George Clooney asegura que EE UU es un país que sabe arreglar sus errores

El actor y director cree que hubiera sido mejor no publicar las caricaturas de Mahoma

El actor y director George Clooney sienta a Estados Unidos en el banquillo de los acusados en sus dos últimas películas, Buenas noches y buena suerte y Syriana, sin miedo a perder el respeto de Hollywood ni la adoración de sus seguidores. Dirige y protagoniza la primera por los oscuros pasillos de la era macartiana e interpreta en la segunda a un agente de la CIA traicionado en el golfo Pérsico por las maniobras corruptas de la industria petrolera. "Veo el futuro con optimismo, porque en mi país sabemos arreglar los errores", dijo ayer en Londres.

George Clooney (Kentucky, 1961) hizo escala ayer en Londres de camino al festival de Berlín, donde presentará Syriana antes de su estreno europeo el mes próximo (en España se estrenará el 3 de marzo). Ha perdido los 20 kilos que engordó para interpretar al agente de la CIA Bob Barnes, uno de los muchos personajes que hilan este crítico tapiz sobre los intereses estadounidenses en Oriente Próximo. Se ha afeitado también la barba canosa que luce en la película de Stephen Gaghan, quien basó su propio guión en un exhaustivo estudio sobre el terreno de la industria petrolera y en el libro See no evil, del renegado ex agente estadounidense Robert Baer.

Conserva, eso sí, un buen sentido del humor y un hábil talento para sortear las preguntas de los grupos de periodistas extranjeros que recibió durante toda la mañana de ayer. Ante uno de esos grupos, el actor y director declaró que tal vez hubiera sido mejor no publicar las polémicas caricaturas de Mahoma, según informa Efe. Clooney admitió que el mundo vive momentos "muy complejos" y que la "situación es delicada", en referencia a la ola de violencia que las viñetas publicadas por un diario de Dinamarca han desatado en el mundo islámico. El cineasta reconoció que no tiene la respuesta exacta a este problema, pero agregó: "Tal vez no se deberían haber publicado las caricaturas".

Los dos trabajos cinematográficos de Clooney comparten un poso político y cierta continuidad histórica. "No he querido separar ni unir temporalmente las dos películas, Buenas noches y buena suerte y Syriana. Simplemente, me interesaba trabajar en ambas historias", señaló.

Su película Buenas noches y buena suerte opta a seis oscars, entre ellos el de mejor película, mejor director y mejor guión. Además, Clooney es también candidato a un Oscar como mejor actor secundario por Syriana.

En Buenas noches y buena suerte, que se estrena en España mañana, viernes, se aborda la intransigencia de la era de McCarthy, la llamada caza de brujas de los años cincuenta, y en Syriana se adentra en la conflictiva política de Oriente Próximo con el foco en la industria petrolera y el bautizo de los jóvenes bomba. "Este año tenemos un puñado de películas con cimientos políticos. Yo lo veo como una coincidencia más que un plan articulado para golpear a la audiencia. Pero sí se ha producido un cambio social en Estados Unidos: a la gente le interesan los asuntos políticos y los filmes lo reflejan", defendió el actor.

George Clooney ya había apuntado contra las altas esferas en Tres reyes, la sátira de David O'Russell sobre la primera guerra del Golfo. Más tarde, fue acusado de traidor al cuestionar la legalidad de la invasión de Irak. "Ése sí es un filme superpolítico. Intentamos reestrenarlo durante los preparativos de la guerra iraquí, en 2002, pero fue imposible. Cuestionar la guerra se identificaba con traición o antipatriotismo. Ya no tengo miedo, pues la situación difícilmente puede empeorar. Tampoco creo que haya arriesgado nada haciendo estas dos últimas películas. El ambiente cambió con el incidente del Katrina. Por primera vez, la prensa leyó la cartilla al presidente Bush".

"Bush", continuó el actor, "no es necesariamente malvado, como sugiere mucha gente. Tiene una convicción religiosa fundamentalista y cree que debe actuar en respuesta a un imperativo religioso. Esto, por lo general, implica peligro en un país que quiere separar la Iglesia del Estado".

En 2006, el gran público descubrirá al Clooney político, al ciudadano concienciado con el devenir de la primera potencia mundial. Pero al galán de Hollywood no le preocupa malograr su labrada imagen pública. "Me he cuidado mucho de no decir 'esto es lo que debéis creer'. Simplemente, menciono las cuestiones que nos deberían permitir plantear. Es una actitud que mantengo desde el principio. No puedo demandar libertad de prensa y pedir luego que nadie escriba una palabra mala sobre mí. Así que debo aceptar los golpes. Soy un tipo maduro y sé dónde me meto y adónde me dirijo. No tengo miedo porque, a la larga, somos un buen país a la hora de arreglar los errores".

Para Clooney, los "errores" son consecuencia directa del estado de terror surgido en Estados Unidos desde los atentados del 11-S. "Utilizamos el miedo para atacar las libertades civiles, para persuadir a la gente de que no hable libremente ni cuestione el papel de las autoridades. Desde los orígenes de Estados Unidos como país, la historia nos ha enseñado que el poder sin control corrompe. Pero soy optimista. Arreglaremos los errores".

George Clooney, ayer en Londres.
George Clooney, ayer en Londres.ASSOCIATED PRESS

"Me gustaría ganar la estatuilla en... vestuario"

"Es una cuestión peliaguda. Me gustaría ganar la estatuilla en... vestuario", bromeó ayer Clooney sobre la próxima noche de los Oscar, que se celebrará el 5 de marzo, y en la que el actor y director acapara candidaturas. "Estoy muy orgulloso de representar en el filme a Bob Baer. Disfruté interpretando a un personaje que ha prestado un gran servicio a su país. Especialmente ahora que saca la cara y habla de los errores de la CIA", contó ayer el actor en la presentación en Londres de su película Syriana.

"Por otra parte, dirigir es muy divertido", decía Clooney sobre su filme Buenas noches y buena suerte. "Me gusta sentarme en una mesa con Spielberg, con Ang Lee, y explicar mi opinión en simposios", concluyó con humor y sin resolver la incógnita sobre sus prioridades con vistas a los grandes premios del cine.

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