Una OPA contra Sevilla
Una de las consecuencias de la globalización capitalista es la pérdida del poder político de los Estados a favor de las grandes corporaciones económicas y financieras. Y esto sin ninguna limitación territorial, sin que los Estados en muchas ocasiones puedan poner límites a sus intereses particulares. Siguiendo el modelo político norteamericano, la democracia se queda en casi nada, en ritual político, en teatro electoral. La política se convierte en una pantalla tras la que se ocultan los verdaderos poderes. "El poder en la sombra" es el modo en que la literatura popular norteamericana denomina la acción de las grandes corporaciones que, constituidas en grupos de dominio, financian generosamente a demócratas y republicanos, indistintamente, para asegurar que gobierne quien lo haga, sus intereses sean siempre respetados y beneficiados. Las grandes decisiones políticas, de este modo, se toman en despachos privados de forma nada transparente y no en foros públicos.
En España superado el viejo caciquismo estamos entrando en el moderno sistema dominado por las corporaciones. No sólo las empresas transnacionales extranjeras cumplen su cometido, también las grandes empresas españolas de sectores básicos de la economía surgidas hace 20 años favorecidas por el proceso de privatizaciones iniciado en la década de los ochenta del siglo pasado. Es el caso de Endesa, empresa multinacional surgida de la privatización de un servicio público esencial, la producción y el suministro eléctrico. Por su valor estratégico y su poder económico esta corporación privada se ha convertido en sí misma en un grupo de dominio.
Es tal el convencimiento de Endesa de que su poder le permite actuar casi sin control que recientemente la Comisión Europea le ha acusado de actuar como una verdadera "guerrilla" institucional -la expresión es de la misma Comisión-, forzando los engranajes de esta instancia europea. Su objetivo es impedir la OPA por la que otra gran corporación, Gas Natural, pretende comprar parte de la empresa en bolsa. Y todo ello con la disciplinada actuación del PP a favor de parte, acusando a la otra empresa de "hacer política" (ya no hay pudor) y de anti-españolismo (ahora nos vamos a enterar que el capital tiene patria): el circo político en acción cuando lo ordena el jefe de pista.
Esta ofensiva se extiende a la ciudad de Sevilla a causa del firme rechazo por el gobierno municipal del proyecto de Endesa de instalar una central térmica de ciclo combinado en la Punta del Verde, dentro del perímetro urbano. La ciudadanía de Sevilla lo tuvo claro desde el principio: pretender instalar al sur de la ciudad un foco emisor permanente de gases contaminantes que, debido a la dirección de los vientos dominantes, irían directamente a toda la ciudad, es simplemente una barbaridad. La salud de las y los sevillanos, particularmente la de aquellas personas con problemas respiratorios o cardiovasculares está muy por encima de los intereses económicos de cualquier empresa. Además, como ha reiterado recientemente el presidente de Red Eléctrica Española, en nuestro país no existen problemas de producción eléctrica para atender la demanda, lo que sí tenemos en Andalucía son apagones producidos por las deficiencias en la redes de distribución eléctrica, insuficientemente mantenidas por la compañía.
El Ministerio de Medio Ambiente dio la razón a las alegaciones que presentamos las organizaciones sociales y políticas miembros de la Plataforma "No a la térmica en la Punta del Verde". La conclusiones del informe ministerial son claras y contundentes: una térmica en la Punta del Verde de Sevilla es una central contaminante, perjudicial para la salud de las y los sevillanos e insostenible teniendo en cuenta el desarrollo urbano e industrial de la ciudad. El PSOE-A, inicialmente favorable a su instalación, rectificó en su momento y ha asumido el informe oficial.
Sin embargo, Endesa no da por finalizada su guerra. Busca, en reuniones recogidas por la prensa, el apoyo de sectores del empresariado y cuenta con el aplauso interesado de algunos medios de comunicación. Llama a la solidaridad de clase -"hoy por mí, mañana por ti"-, lanzando a la cúpula de la patronal contra el gobierno municipal de Sevilla. Amenaza con la retirada de supuestas inversiones en la ciudad, intenta vincular la falta de la central con unos apagones cuyo único culpable es la propia Endesa, y anima al empresariado a retirar proyectos industriales en la zona de la Punta del Verde. Esta ofensiva social tiene sólo un objetivo: derrotar a un Gobierno de progreso o, al menos, provocar la salida de IU del mismo. Un gobierno de derechas o, en su caso caso, del PSOE sin IU, serían más favorables a sus propios intereses. Y no dudará en intentar forzar, aquí también, los mecanismos de la democracia para conseguir sus objetivos.
Sólo democráticamente podemos parar esta estrategia. Sólo con la movilización de la ciudadanía, con el reforzamiento del tejido social sevillano -que se ha opuesto desde el principio a las intenciones de Endesa- podremos seguir aspirando a que esta gran empresa o cualquier otra corporación no sea quien domine la vida pública. Que sean los representantes democráticos de las y los vecinos, respondiendo al conjunto de la ciudadanía, los que gobiernen la ciudad, y no aquellos que no se presentan a las elecciones pero pretenden tener el poder real en Sevilla y en todas las ciudades. Los intereses económicos de una minoría no pueden estar por encima del bienestar de nuestra ciudad.
José Manuel García es coordinador de Izquierda Unida de Sevilla ciudad.
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