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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

A la espera de la Comisión

Soledad Gallego-Díaz

La reanudación, mañana lunes, del curso parlamentario centrará de nuevo la vida política en el Congreso de los Diputados. La estrella seguirá siendo el nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, aunque los primeros debates serán todavía a puerta cerrada, en una ponencia que tendrá que elaborar un primer dictamen, casi puramente formal. Aunque es de esperar que se produzcan ya los primeros encontronazos con el PP y, quizá, con ERC, lo habitual suele ser que la discusión política se reserve para los trabajos, ya en público, de la Comisión Mixta que forman el Parlament catalán y del Congreso (39 representantes de cada cámara). La Comisión tiene previsto volver a recibir el texto del Estatut, con el dictamen de la ponencia, en la primera semana de marzo, y acabar sus debates a finales de ese mismo mes, a tiempo para que en el último pleno de marzo se le dé ya luz verde.

La imagen de extrema unidad que transmite el PP es compatible con la crítica al trabajo que hacen algunos miembros del equipo de Rajoy

La posición del PP está suficientemente clara: una oposición radical y sin cuartel al Estatut. Los populares han destinado a todas sus primeras espadas a la Comisión para intentar atraer la atención de todo el país. "Estamos seguros de que el Estatut se aprobará digamos lo que digamos, pero el Congreso va a ser escenario, si nos dejan, de un extraordinario encontronazo político entre dos maneras de entender qué es el Estado y qué es España", asegura un destacado dirigente popular.

Muchos dirigentes del PP admiten que la "operación" del PSOE para atraer a CiU, con una imagen mucho más moderada que la de su socio ERC, ha erosionado en buena parte su línea de ataque: un Estatuto emanado de un tripartito izquierdista, radical y ultranacionalista. "Es verdad que a los ciudadanos del resto de España les provoca mucha menos irritación Artur Mas que Carod Rovira", explica un importante responsable del PP. "Todos somos conscientes de que lo de CiU ha sido francamente malo para nosotros". Mantiene, sin embargo, que todos los sectores el PP están "absolutamente convencidos" de la "maldad" del Estatut.

Según este análisis, las diferencias dentro del PP pueden estar en la forma en la que se organiza esa oposición, pero no en la valoración del nuevo Estatut. Por ejemplo, algunos expertos populares consideraron "un disparate" haber hablado de un referéndum contra el Estatuto catalán y así se lo hicieron llegar, incluso, a la dirección. "Nadie se opone a la recogida de firmas, porque ayuda a movilizar el partido y nos permite explicar pueblo a pueblo nuestra posición, pero es cierto que algunos creen que ha sido un error hablar de referéndum", acepta un miembro de la dirección.

"Eso ha sido algo absurdo, digno de un equipo poco sólido", se irrita un diputado con varias legislaturas de experiencia. "Hay que tener una línea de gran firmeza y claridad, y todos estamos de acuerdo en eso, pero también hay que evitar errores como los que hemos cometido en las últimas semanas". La imagen de extrema unidad que transmite el PP no es incompatible con una creciente crítica al trabajo que desarrollan algunos miembros del equipo de Mariano Rajoy. "El presidente no está en discusión. Lo que es discutible es la eficacia de algunos otros miembros de la dirección", admite otro destacado parlamentario.

Convención

¿Resolverá esas diferencias tácticas la convención prevista para el próximo mes de marzo? "No nos reunimos para eso. Nadie va a discutir tácticas ni estrategias, ni equipos ni nada de eso. La convención pretende recuperar la imagen de que somos un partido de Gobierno, hacer recordar a los ciudadanos que el PP gobernó durante ocho años y que fueron ocho buenos años, acabara la cosa como acabara". ¿Recuperar al ex presidente del Gobierno José María Aznar como estrella del encuentro ayudará en ese propósito? "Sí. Nosotros vamos a celebrar el décimo aniversario de nuestra primera victoria electoral, y eso es imposible celebrarlo sin Aznar".

Toda la efervescencia de que el PP hace gala prácticamente en toda España, salvo en Cataluña, contrasta con la tranquilidad que parece haber invadido al PSOE, una vez encarrilado el texto del Estatuto catalán. Dentro de las filas socialistas, toda la atención, inquieta y silenciosa, está centrada ahora en el País Vasco. Muy pocas personas disponen de auténtica información: el resto, incluso dentro de la dirección del partido, se mueve sólo por conjeturas. ¿Por qué se ha empeñado el lehendakari Ibarretxe en constituir esta misma semana lo que llama "consejo político" y por qué ha advertido de que retomará la iniciativa a principios de otoño? Muchos en el PSOE creen que Ibarretxe está tratando desesperadamente de no quedar apartado. "¿Acaso alguien se piensa que no tenemos algo que decir en el proceso de pacificación?", protestó airadamente el pasado jueves en un acto público.

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