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Reportaje:EL PAÍS / MOZART

Músicas sacras y masónicas

La próxima semana mozartiana en EL PAÍS se abre y cierra bajo el signo de lo espiritual. Más concretamente de lo religioso, si consideramos que la música sacra y la masónica proceden, al fin y al cabo, del mismo tronco. En este contexto, el intermedio de los conciertos para trompa y orquesta el martes es como un bálsamo: música amable, elegante, placentera. Lo ha entendido bien el diseñador de las portadas de los libro-discos -se habla poco de la estética de la colección, obsesionados como estamos por los contenidos musicales y sus textos de acompañamiento-, al fotografiar una seta en un paisaje verde y frondoso para la ilustración de cabecera, en vez de asociar las trompas a las tradicionales escenas de caza como suele ser habitual. En la portada del disco dedicado a la música sacra la sugerencia plástica viene del encuentro entre el mar y la arena. Muy propio.

Lo primero que uno se suele plantear alrededor de las músicas sacras del compositor salzburgués es el grado de religiosidad que éste poseía. Se ha especulado que no era demasiado alto, tal vez por razones tan elementales como la similitud entre algunas de sus páginas sacras -especialmente arias- y algunos fragmentos operísticos, deduciéndose que lo que verdaderamente le importaba a Mozart era la ópera. También se puede llevar el razonamiento al revés, resaltando la componente espiritual de las arias de ópera, su humanismo interiorizado. Lo cierto es que, como señala Erich Valentin en su eficaz Guía de Mozart, "de los 626 números de Köchel (catálogo más frecuente) nada menos que 88, incluyendo los fragmentos y las sonatas litúrgicas, corresponden al ámbito de la música religiosa". No está tan mal el porcentaje.

Las tres obras incluidas en el volumen que se reparte mañana al precio de 2,95 euros son altamente representativas de la trayectoria de Mozart en el terreno sacro. Gozan además de interpretaciones separadas en el tiempo, lo que favorece los acercamientos al compositor desde diferentes perspectivas interpretativas. La inacabada Misa en do menor, K427 es una de las cumbres de la producción sacra de Mozart -atención a Et incarnatus- y está dirigida por un maestro que fue muy querido en España, el suizo Peter Maag, al frente de la Orquesta de Padua y del Véneto, de la que fue director principal entre 1983 y 2001. La grabación procede de 1997 y en ella se perciben con nitidez la sencillez, la gracia y la naturalidad que el maestro otorgaba a sus lecturas mozartianas. Hay que retroceder 38 años para el registro del espectacular motete Exsultate jubilate, única obra sacra de Mozart para voz y orquesta, en la que el compositor quiso mostrar, como ha señalado Rafael Banús, "todo su entusiasmo hacia el esplendor de la música barroca italiana, que un deslumbrado joven de 16 años había descubierto en sus viajes". Canta, con un encanto inigualable la soprano Victoria de los Ángeles, fallecida hace poco más de un año. Su voz de cristal sublima los adornos vocales en función de un sentimiento interior alegre y profundo. Le acompaña el maestro Adrian Boult con el apoyo de la Sinfónica de Londres. El disco se completa con una de las piezas sacras más conocidas de Mozart, el Ave verum corpus K619, escrita a pocos meses de su muerte.

Los cuatro conciertos para trompa y orquesta son una delicia. Y en ellos se mueve a sus anchas el trompetista inglés Alan Civil. En esta grabación de 1960 está acompañado del gran Otto Klemperer con la orquesta Philharmonia. Algo más de una década después, Civil volvería a grabar estos conciertos con Marriner, con un acompañamiento más ligero. Su lectura con Klemperer, en cualquier caso, es ya un clásico de la discografía mozartiana.

El miércoles está dedicado a la música masónica. Mozart entró en la francmasonería el 14 de diciembre de 1784. Sus músicas a partir de entonces estuvieron impregnadas si cabe con más intensidad de una lógica "fraternal", desde la cantata dedicada al Sol, incluida en el disco, hasta La flauta mágica. Todo lo que usted haya deseado saber de las relaciones de Mozart con la masonería y sus implicaciones sociales y políticas, y no se ha atrevido a preguntarlo, lo cuenta en el texto de acompañamiento Alfredo Melgar, que es nada menos que Maestro masón de la Logia Concordia IV, al Oriente de Madrid. Un lujo para la colección. Como también lo es el boceto de Viena en dos capítulos de Johann Pezzl que incluye Robbins Landon en su sección. Con este despliegue de músicas e informaciones, ¿cómo no vamos a estar eufóricos?

Portada del CD de Mozart
Portada del CD de Mozart
Victoria de los Ángeles.
Victoria de los Ángeles.

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