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RELEVO EN LA FISCALÍA DE LA AUDIENCIA

Conde-Pumpido: "La paciencia tiene un límite"

El relevo de Fungairiño se decidió al frustrarse todos los intentos de que cumpliese órdenes

El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, confirmó ayer que forzó la renuncia del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, tras iniciar un procedimiento para removerle del cargo por "razones estrictamente profesionales" y porque "la paciencia tiene un límite". Conde-Pumpido negó que el nuevo escenario en Euskadi o una posible negociación con ETA hubiesen precipitado su decisión, que justificó en los sucesivos incumplimientos de sus instrucciones por parte de Fungairiño.

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En un acto convocado por el Foro Europa Press, Conde-Pumpido explicó que el relevo de un fiscal jefe está previsto a través de dos procedimientos: el de remoción, que lo inicia el fiscal general a través de una propuesta, audiencia del interesado, audiencia del Consejo Fiscal y aprobación definitiva por el Gobierno; o la renuncia voluntaria al cargo.

El fiscal general dijo que había considerado llegado el momento del relevo por "razones estrictamente profesionales en las que hemos preferido no profundizar, porque trataban de una serie de incumplimientos que nos parecía innecesario incidir en ellos". En consecuencia, puso en marcha el procedimiento de remoción, y durante el trámite de audiencia, en que el interesado puede estimar que siga adelante el proceso u optar libre y voluntariamente por la renuncia voluntaria, Fungairiño optó por esta última solución. La decisión del relevo "fue indudablemente del fiscal general", aclaró Conde-Pumpido.

Sobre un borrador elaborado previamente por los servicios técnicos de la Fiscalía, Fungairiño adujo "razones personales" como motivo de su relevo. Había también otro borrador en el que constaban "expresamente relacionados" los motivos de la remoción.

Conde-Pumpido negó que Fungairiño fuese un fiscal ni "cómodo" ni "incómodo" ante una posible negociación con ETA. En cambio, reiteró que cuando el "principio de unidad de actuación del ministerio fiscal", establecido en el artículo 2 del Estatuto, se incumple en una serie de actuaciones, y sus intentos de que se cumpla se ven reiteradamente frustrados, "la paciencia tiene un límite y el fiscal general tiene que adoptar la decisión que la ley establece: el relevo".

También negó que su decisión se hubiese precipitado ante un cambio de escenario en Euskadi y lo situó en "dos acontecimientos recientes que han llegado al límite": no haber tenido conocimiento de por qué no intervino el fiscal en un expediente al magistrado de la Audiencia Nacional Luis Martínez de Salinas y no haber informado la fiscalía de Fungairiño con tres meses de antelación de la previsible salida en libertad de dos presos islamistas por cumplimiento de la mitad de su condena sin que sus recursos de casación se hubiesen visto por el Tribunal Supremo, cuando existía una instrucción específica para hacerlo.

Preguntado por el perfil del sucesor, Conde-Pumpido lo definió así: "Un fiscal experimentado, excelente profesional, una persona con experiencia de dirección, de jefatura, que sintonice con los criterios del fiscal general del Estado, para que no exista la posibilidad de que se pueda producir ninguna disfunción". Conde-Pumpido se quejó de que para poder estar informado "del proceso más importante que tiene en este momento la Justicia española", el 11-M, tuvo que tomar él la iniciativa. "A partir de este momento estoy seguro de que el fiscal general estará debidamente informado de todo lo que pase en la Audiencia Nacional", remachó.

Conde-Pumpido se declaró "ni optimista ni pesimista" sobre el fin de ETA, pero indicó que existe en este momento el más largo periodo sin atentados mortales de ETA lo da la sensación de que ETA está en el momento más bajo de su historia, "fruto de una labor de los jueces, los fiscales, las fuerzas de seguridad, y también una labor política de entendimiento del PSOE y el PP que llevó a alumbrar una serie de leyes que han llevado a ETA a esta situación". Conde-Pumpido dijo que la situación no es comparable a la que conoció en San Sebastián en 1981, cuando se trasladó allí para ejercer de magistrado, "con cien atentados mortales al año".

Petición de dimisión

La Asociación de Fiscales (AF), de carácter conservador, reaccionó ayer con extremada dureza pidiendo la dimisión de Conde-Pumpido por su "política sectaria de nombramientos y ceses". Según la AF, sus criterios de "reequilibrio ideológico", "sintonía personal" o "lealtad" son incompatibles con los principios de mérito y capacidad reconocidos en la Constitución". La reacción de la AF augura una tormentosa sesión del Consejo Fiscal el próximo martes, en que se tratará el relevo de Fungairiño.

Pero lo más llamativo del comunicado fue el "total apoyo" a Fungairiño, "profesional de extraordinaria valía", que "ha prestado grandes servicios a este país, con un incontestable coraje personal y profesional".

Esta misma asociación fue la que en 1997 negó en tres ocasiones cualquier apoyo a Fungairiño, para ser nombrado fiscal jefe; boicoteó su toma de posesión, en la que tuvo que ser apadrinado por el anterior fiscal general, Jesús Cardenal, y recurrió su nombramiento ante el Tribunal Supremo por considerarlo "absolutamente ilegal". Se da también la circunstancia de que la AF, que ayer pidió la dimisión de Conde-Pumpido por la renuncia de Fungairiño, pidió el 2 de junio de 1997 la renuncia de Cardenal por haber propuesto a Fungairiño para fiscal jefe.

Conde-Pumpido, a la derecha, saluda al presidente del Consejo del Poder Judicial, Francisco Hernando.
Conde-Pumpido, a la derecha, saluda al presidente del Consejo del Poder Judicial, Francisco Hernando.BERNARDO PÉREZ

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